Capítulo 8

342 25 5
                                    

Mi día iba bien, por alguna razón que no entendía, me sentía bien.

Tal vez confesarle a mi ex que no lo amaba me había aligerado la carga que tenía sobre mis hombros.

Quizá que Mayte supiera que tenía algo que decirle también me estaba haciendo sentir mejor...
No sabía por qué, pero, estaba bien.

Terminé algunos pendientes de la universidad y me dirigí a ver una película, mientras me acomodaba recordé aquella vez que vi dormir a la mujer que me tiene el mundo de cabeza, fué un momento mágico, ¡NO LO SOPORTABA MÁS! ¿Será que voy con ella? Si decido hacerlo, me recibirá de una manera cálida y atenta, además, tal vez, solo tal vez, era hora de decirle la verdad.

Perfecto, iré, está decidido ¿Qué puede pasar? El rechazo era una opción, el distanciamiento también, ¡DIOS, ESTOY TAN NERVIOSA! Nunca podré darle todo lo que ella merece, eso me aterra.
Llegó el momento. Sin más rodeos me dirigí a casa de May, en cuanto llegué, toqué el timbre —¡Voy!— su voz me empezó a llenar de nervios, ya no estoy tan segura de confesarle lo que siento por ella.
Fué cuestión de segundos cuando abrió la puerta. —¡Hola corazón!—Alzó los brazos para que yo entrara en ellos y sin pensarlo lo hice—
Hola, May —respondí mientras la abrazaba—

Un abrazo lleno de calidez, amor, cariño, protección, sus brazos estaban a mi alrededor y no podía sentirme más querida de lo que ella me hacía sentir, no quería que sus brazos dejaran de sostenerme, la amaba, estaba segura de eso.

—Pasa, pasa, ¿Tienes hambre? —Pasamos a su sala y ella se sentó en un sofá que estaba en frente —

Llegó lo que más temía, el momento de confesarle mis sentimientos hacia ella.

—No, Gracias... en realidad vine a decirte algo.

— ¿Qué me vas a decir, bonita? —Se cambió de lugar y se sentó a un lado de mí, me miró prestándome toda su atención—

¿Por dónde empiezo? Qué difícil verla a los ojos y al mismo tiempo tener que decir esto...

—No sé por dónde empezar —Sonreí—

—Podrías empezar... ¿Por el principio? Supongo —Sonrió— ¿O por el final? —Preguntó—

¡Dios, ya! No sabe lo que causa con esa sonrisa, estaba amándola más y más cada segundo, lo que me daba seguridad.

—reí— ¡May! Ya, es en serio lo que quiero que sepas..

Mayte: Sin más rodeos, hombre, ¿Es algo malo?

Tomé aire.

—Hace un tiempo, desde que te ví por primera vez, supe que te amaba desde lo más profundo de mi alma, un amor que nació desde el primer momento que supe de su existencia, sé que probablemente no siente lo mismo que yo, pero ya no puedo más con este sentimiento que me quema por dentro.

Mayte se sorprendió tanto que toda la valentía que tomé al confesarle mi amor, estaba desapareciendo...

—Me enamoré perdidamente de usted, de sus gestos, de su sonrisa, de sus ojos, de sus abrazos, de sus sentimientos, de sus acciones, su mirada llena de esperanza, amor, comprensión, sensibilidad, creo que tengo que irme —Dije antes de salir casi disparada a mi hogar—
En menos de 2 minutos estaba detrás de mi puerta, culpándome por haberlo hecho, ¡SOY UNA COBARDE! ¿POR QUÉ NO FUI CAPAZ DE ESPERAR UNA RESPUESTA DE SU PARTE? —cubrí mi rostro con las manos—

¡El timbre de la puerta! ¡Debe ser ella! Me apuré a abrir y cuando la ví no supe que decir, sólo tapaba mi cara con mis manos.

—Perdón Mayte —Lágrimas comenzaron a rodar por mi rostro, eran nervios, vergüenza, miedo, todos los sentimientos posibles—ya sé, ya sé, yo no debí...

Siempre TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora