2. La ultima persona

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Me estoy ahogando. Estoy muriendo.

Solo han pasado algunos minutos desde que fui empujada en el lago, pero parece que he estado aquí por horas. Se que hay una enorme posibilidad de que estos sean los últimos pensamientos que tendré en esta vida, que esto sea lo ultimo que vea en el mundo, que este vestido blanco sea la ultima ropa que me ponga, que Daniel sea la ultima persona a la que ame, y que estos sean los últimos segundos de mi existencia.

Me estoy ahogando. Estoy muriendo.

Me pregunto quien llorara en mi funeral. Habrá un funeral? Que pasa si ni siquiera encuentran mi cuerpo y me dan por perdida? La neblina se esta disipando lentamente, pero aún así no puedo ver mucho. Supongo que tengo que esperar.
Esperar la muerte.


-
Tres meses antes.

He estado buscando a Alejandro por más de diez minutos y aun no hay señal de el. Donde se metió este imbecil? Dando me por vencida, voy adentro de la casa para ver si esta en alguna de las cuatro habitaciones de esta casa. Mis pies están a doloridos de caminar de un lugar a otro, y luego de ver en las primeras dos habitaciones, decido ir al baño a revisarme el maquillaje.

Pero al abrir la puerta, veo a Sara y a Gonzalo besándose. Sara, que es una de las mejores estudiantes del colegio, capitana del equipo de matemáticas, voluntaria en el refugio de animales, y novia de Fernando desde el octavo grado. Y Gonzalo, básicamente su completo opuesto. No siquiera sabia que estos dos se conocieran, peor aun que se gustaban lo suficiente como para andarse besándose por ahi.

A penas me ve, parece que los ojos de Sara van a salir rodando de su cara por lo abiertos que están, pero esto parece no molestarle a Gonzalo, ya que el continua besándole el cuello. Sara empuja a Gonzalo y se separa de él, rápidamente corriendo a la puerta para hablar conmigo afuera. Estoy sorprendida, no voy a mentir, pero trato de poner la cara mas casual que pueda. Sara me coge del brazo y cierra la puerta tras ella.

-Escucha, no le puedes decir a nadie lo que viste, especialmente a Fernando. Por favor, Paola.- su tono era como la de una niña pidiéndole a su mama que le compre un juguete Barbie. Ok, no es como si le vaya a decir a alguien, tal vez a Miranda, pero eso no significa que no me vaya a divertir con la princesa.

-Y por que no debería decir algo? Lo que acabas de hacer es malo. Muy, muy malo.- digo en voz baja e insinuante. Creo que hasta puedo oler la desesperación de la pobre.

-Paola, por favoooor. Te prometo que haré lo que quieras, te lo juro.- creo que está dispuesta a ponerse de rodillas.

-Ok. Dime desde cuando sales con Gonzalo a escondidas? Te gustan los hombres con chaquetas de cuero, que andan en motocicletas y que se drogan en callejones oscuros? No me habría imaginado que esa fuera una de tus fantasias. Creo que de verdad nunca llegas a conocer de verdad a otras personas.- Las mejillas de Sara parecen que van a explotar de lo rojas que están.

Suspira y mira a todas partes antes de responder:
-Lo conocí hace dos semanas en una fiesta de un amigo de mi hermano en la universidad estatal. No se, estaba ahí, era la única persona que conocía de la escuela y solo nos pusimos a hablar. No es el idiota que todo el mundo piensa que es. Es divertido, inteligente, guapísimo,...Y por que quieres saber?-

-Curiosidad. Oye, tranquila, no le voy a decir a nadie.- estaba ya llendome, pero me vire al ultimo segundo. -Oh, y... Bueno, se que no somos "amigas", pero... De verdad crees que besarte con un chico que conoces recién hace dos semanas, vale acabar con una relación de cuatro años con alguien a quien amas? O tal vez no lo ames, no se, la verdad no te conozco. Solo piensalo.-

Ya estaba apunto de virar la esquina hacia la habitación de Alejandro, cuando oigo unos pasos atrás mío, y luego Sara me toca el hombro para virarme.
-Es verdad. No me conoces. Pero aún así... Gracias. De verdad.-

Asiento con la cabeza de manera incomoda y le doy una pequeña sonrisa antes de seguir buscando a Alejandro. Gracias? Ok... Aparentemente Sara o es naturalmente amable, o se hace la buena para que no le diga a nadie. De todas formas, me vale mierda esa zorra.

Al abrir la puerta de la habitación de Alejandro, lo veo tirado en una esquina casi desmayado y vomitando su estómago hacia afuera. Ay, Dios.

Me acerco de una y me arrodillo al lado de el, tratando de evitar en vomito del piso. Le viro la cabeza y le sobo círculos en la espalda para tratar de calmarlo. Luego de unos dos minutos interminables, el vomito para y Alejandro se vira para verme.

-Pao..Paolaaaa? Paolaaa, eres tuuuu?- Apenas puede mantener sus ojos abiertos y tiene la sonrisa de borracho mas grande de todo el mundo.

-Si, estupido, soy yo. Ahora, déjate de burradas, ve al baño a lavarte la cara y acuéstate porque mañana vas a tener la peor resaca.-

Su única respuesta es una risa a carcajadas que dura demasiado, hasta que trata de pararse. Al ponerse de pies, no pasa ni un segundo hasta que Alejandro quede inconsciente y cae al suelo. Doy un grito ahogado al verlo caer y trato y fallo al evitar la caida. Ahora que?

Ya harta, cojo una almohada de su cama, le alzo la cabeza y se la pongo en el suelo. Lo veo con cara de pena y me arrodillo para darle un beso en la frente. Ya me quiero ir de esta fiesta, todo el mundo esta borracho y Alejandro esta inconsciente y no me puede hacer compañía.

Bajo trotando las escaleras saliendo al patio en busca de Miranda y Nico. Los encuentro en el mismo lugar en donde los deje, excepto que los dos están acostados en el césped viendo al cielo, probablemente haciendo comentarios borrachos de lo bonitas que son las estrellas.

-Oigan, ya me voy. Si quieren vengan, si no díganme para llamarles un taxi.-

-Shhh, esperate. Mira lo bonitas que están las estrellas.- dice Miranda. Idiotas predecibles. Eso me hace reír, y creo que es la primera vez que me río en toda la noche.

-Vienen o no?-

-Yo voy.- dice Nico mientras alza la mano y se comienza a parar.

-Yo también-

Los dos tratan de pararse y parecen dos zebras con las piernas rotas. Poniendo los ojos en blanco, camino rápido a mi carro y los espero ahí. Los dos se apoyan mutuamente caminando en zic zac. Cuando entran a mi carro, los dos se empiezan a reír y quiero lanzarles el volante a sus caras.

Luego de dejarlos en sus casas, son la 12:46 am, dejándome una hora antes de tener que regresar a mi casa. Por ahora casi todas las tiendas esta cerrada. Decidiendo en ir al Mcdonalds, conduzco veinte minutos hasta llegar. Una vez ahi, decido comprarme un Mcflurry de oreo, y me siento en una de las mesas. Casi nadie esta en el local, solo tres parejas y un hombre que esta de espaldas estan.

La pequeña niña virgen tiene una aventura con un drogadicto, y mi novio bebió tanto que se quedó inconsciente en el suelo de su cuarto lleno de vomito. Hermoso.

Estoy sumergida en mis pensamientos cuando siento que alguien esta parado en frente mio y alzo la mirada.

Me encuentro con un hombre de pelo castaño claro y ojos azules, que es, honestamente, guapísimo. Me mira directamente a los ojos con una sonrisa de lado y con una voz profunda me habla.

-Hola.-

-Hola.- digo con una voz cortante. De verdad no tengo ganas de lidiar con hombres, sin importar lo guapos que son.

-Me llamo Daniel.-

Como si me importara.

Tres meses antes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora