17. Sola

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Me estoy ahogando. Estoy muriendo.

Es un bote. Es un puto bote. Grito, grito y grito una y otra vez. Y escucho el sonido de un motor acercándose. Entonces es una lancha. Una puta lancha.

¿Estoy salvada?

-
Tres meses antes.

Estoy en el baño de mi cuarto, en la bañera, pero sin el agua. Solo estoy sentada, llorando. Llorando porque perdí a Alejandro hoy, tal vez para siempre. Se que no quiero estar con él, pero igual duele saber que una parte grande de tu vida no la volverás a tener. Nunca.

Mi teléfono ha estado sonando toda la mañana. Mensajes de personas que ni siquiera conozco me preguntan cual es mi maldito problema, amigos de Alejandro me preguntan cual es mi maldito problema y hasta Nicolas se dignó a mandarme un mensaje y preguntarme si estaba bien. Miranda me llamó cinco veces.

Lloro y lloro y lloro y lloro.

Soy tan estupida, necesito parar de llorar. Ahora. Deja de llorar, maldita sea. Pero no puedo. Soy patética.

Mientras el agua sale de mi cuerpo, millones de dudas pasan por mi cabeza. ¿Y si lo llamo y ruego por perdón? ¿Y si le digo que también lo amo? ¿Lo amo? No, no lo amo. ¿Puedo aprender a amarlo? No se, no lo creo. No, no, no.

¿Fui muy dura con el? Pude habérselo dicho todo en privado, no enfrente de todos sus amigos. ¡Que vergüenza! Si alguien me hiciera eso preferiría morir antes de volver a la escuela. ¿Que voy a hacer mañana? ¿No ir? Tengo que ir. Tengo que ir.

______

El ruido de mi celular me despierta. Mi cabeza se siente como si fuera a explotar y mi espalda me esta matando. ¿Me quede dormida? Ni siquiera lo recuerdo. Me levanto de la tina y me estiro un poco. Todos mis músculos están adoloridos. Me siento como una vieja. Cojo rápido mi teléfono y veo quien es el que me esta llamando.

Número desconocido.

Pulso en el botón verde.

-Aló. ¿Quién es?- pregunto.

-Entonces este si es tu número. - dice una voz conocida al otro lado de la línea. -¿Donde estas?-

-¿Quién eres?-

-Daniel. ¿No me reconocías?-

-¿Y porque mierda me estas llamando? ¿No te deje en claro que quiero que me dejes en paz?!- le grito. Se que estoy sonando como una perra, pero no quiero tener que preocuparme por otro hombre mas. ¿Cuando los hombres se convirtieron en lo mas central en mi vida? Que mujer mas independiente soy. ¿Mujer? No. Soy una niña, una bebe. No se nada.

-Te oí antes. Solo quiero saber donde estas.- dice tranquilamente.

-¿Y a ti que te importa??!! ¿Cual es tu obsesión conmigo? ¡No quiero hablar contigo! ¡Déjame en paz!- cuelgo el teléfono.

¿Cual es su problema? En serio. No sabe cuanto necesito estar sola en este momento. No sabe nada. ¿Y cuando nos convertimos en amigos? No necesito esto, no lo necesito a el.

Antes de salir del baño me veo la cara en el espejo. Mis ojos están hinchados, y mi cara esta completamente roja. Soy un desastre. Me veo tan mal como me siento.

-¡Paola!!- escucho gritar afuera de mi ventana. ¿Y ahora que?!

Al ver afuera de mi ventana, encuentro a Daniel en mi patio y me pongo tan enojada que solo veo rojo.

-Antes de que grites, ¿puedes escuchar lo que tengo que decir?- dice justo antes de que le grite.
Requiere toda mi fuerza de voluntad no llamar a las policía para que los saquen a rastros de aquí.

Respiro profundamente y asiento con la cabeza. Empieza a subir mi árbol, no también como yo, pero logra llegar a la ventana. Una vez adentro nos paramos cara a cara y nos miramos directamente a los ojos.

Me cruzo de brazos. -Te escucho.-

-Me caes bien. Lo cual es raro, ya que en realidad nunca me caen tan bien las mujeres. No es que las mujeres tengan algo malo, solo que no todas logran sorprenderme como tu y...- se ve muy nervioso, se mueve el pelo de la cara y se estira los brazos. -Lo que trato de decir es que la otra noche, en la fiesta, cuando Nicolas dijo eso, que no soy nada para ti, se sintió mal. Quiero ser tu amigo. Honestamente, necesito una amiga. Y creo que tu también necesitas un amigo.-

No se como responder a eso. ¿Amigos? ¿Amigos??! Nunca se me había ocurrido antes. Si. Quiero un amigo. Necesito un amigo. No pienso, solo lo abrazo.

Daniel parece sorprendido, pero segundos después me devuelve el abrazo y entierra su cabeza en mi cuello. No puedo contener mis lágrimas. Empiezo a llorar , porque después de todo, ya no me siento tan sola.

-¿Estas llorando?- se aparta para poder verme bien la cara.

Suelto una risa nerviosa. -Si, pero no por lo que crees. Tuve el peor día del mundo.-

-Supongo que los amigos hablan de estas cosas, ¿verdad?- El se ve genuinamente confundido.

-Algo parecido. Oye, lo siento por haberte gritado.-

-Tranquila, se que de alguna forma me lo merecía.- sonríe.

Al sentir las mariposas en mi estómago, la realidad regresa volando a mi cabeza. Necesito limites, reglas, sino voy a olvidarme de todo, de todo lo que NO podemos hacer. El hecho de que ahora no tenga novio, no significa que quiera uno nuevo. Necesito no tener novio por ahora.

-Tenemos que tener reglas.- digo rápidamente, causando que Daniel se ría.

-Reglas? Para ser amigos o algo así?-

-Si. Digo, aun me parece muy extraño que de la nada quieras ser mi amigo, de verdad. Creo que esto es algo raro, y que tu eres raro, pero, como sea, tenemos que tener reglas.-

-Esta bien, cálmate. Reglas, ok.-

-Si, reglas.-

Tres meses antes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora