3. Idiota?

64 1 0
                                    

Me estoy ahogando. Estoy muriendo.

Dicen que cuando estas muriendo, ves toda tu vida por tus ojos. Bueno, pues yo solo veo oscuridad. La oscuridad de la noche, la oscuridad del lago.
Pero no. No me voy a rendir. No aun. No estoy lista para dejar de tratar.

Tratar de vivir. Sobrevivir.

-
Tres meses antes.

Daniel me mira expectante con sus profundos ojos azul marino. Es un color tan bonito, que no me importaría verlos por el resto de mi vida.
Quiero pegarme a mi misma por ser tan cursi.

-¿Y bien?- inquiere.

-¿Y bien que?- digo llevando otra cucharada de mi helado a mi boca. De verdad necesitaba algo dulce. Daniel se ríe, y no puedo evitar que me encante ese sonido. Oh por Dios, debo de estar hormonal porque no hay manera en la que yo pueda tener pensamientos tan cursis con una persona que acabo de conocer.

-¿No me vas a decir tu nombre?- dice divertido alzando una ceja. Debería decirle mi nombre? No soy de esas que le dan su tarjeta a cualquiera que le hablara. Ademas, tengo novio.
Pero que te pasa, Paola? Solo te esta preguntando tu nombre, no te esta pidiendo matrimonio.

-Paola- digo.

-Paola- repite con una sonrisa, y no puedo evitar la corriente eléctrica que corre por mi espalda. Contrólate, mujer. -Y que haces tan bien vestida sola en un Mcdonalds a la una de la madrugada, Paola?- tiene diversión en sus ojos.-¿El carruaje de tu príncipe se retrasó?-

¿Se esta burlando de mi? ¿Para eso vino a hablarme? Que no joda. -Tratando de evitar a idiotas como tu, pero como veo he venido al lugar equivocado.- le espeto. Bueno, eso si que no era necesario. Tengo que dejar de ser tan brusca.

Daniel parece sorprendido y parpadea algunas veces antes de reincorporarse y volver a sonreir.

-Idiota? Me sorprende que hayas llegado a esa conclusión tan rápidamente. Debes de tener buena intuición, Paola.- al decir esto, apoya sus brazos en la mesa, poniéndose a centímetros de mi cara. No se que pretende repitiendo mi nombre cada vez que termina una oración, pero intento con todas mis fuerzas ignorar los latidos acelerados de mi corazón cuando lo hace.

-Me sorprende que tengas una opinión tan baja de ti mismo, considerando lo confiado que pareces.- digo alzando una ceja. Vuelve a sonreír, pero algo se endureció en sus ojos.

-Corrección, increíble intuición. Deberías ser detective, Paola.- se burla. A que va todo esto? Parece que estuviéramos tonteando, lo cual tal vez sea verdad, pero no soy esa clase de novia.

-¿Por que me estas hablando?- no lo digo por sonar antipática, sino por simple curiosidad. Daniel me mira a los ojos, buscando malicia, pero al no encontrarla, me responde.

-Se llama una conversación, Paola.- dice de manera burlona, otra vez. Lo ultimo que necesito es a un idiota burlándose de mi a la una de la madrugada.

-No soy una bebe, no me tienes que hablar como una.- digo molesta. - Y no me refiero a eso, me refiero a que por que viniste a hablarme a mi específicamente.-
Puedo ver un destello de sorpresa por mi reacción en sus ojos, la cual desaparece tan rápido como llego y luego vuelve a asumir su pose de superioridad.

-Ok, vale. Para responder a tu pregunta, vine a verte a ti, porque me parecías... interesante.- Cuando dice esto, alzo mi mirada y nos vemos a los ojos mutuamente. Interesante? Interesante mis calzones.

-Mentira.- le desafío. Daniel me sostiene la mirada, también desafiante, hasta que se quiebra y se pone a reír en voz alta, llamando la atención de las pocas personas presentes.

-Eres bien terca, ¿verdad?- no le respondo, sabiendo que tenía razón.- Lo sabia. Como sea, cree lo que creas, Paola. Interesante...puede aplicarse a varios contextos.- me guiña el ojo. Mi corazón late a mil por hora, y no puedo evitar sonrojarme un poco. Daniel lo nota inmediatamente, haciendo que su sonrisa crezca. "TIENES NOVIO", me recuerdo a mi misma.

Suspiro, ya cansada de él y de mis propios pensamientos estúpidos de niñita. Justo cuando estaba dispuesta a mandarlo a volar, una pareja entra, a la cual luego identifico como Sara y Gonzalo. Los dos están cogidos de la mano y ella tiene su cabeza apoyada en su hombro. Cuando su mirada finalmente se junta con la mía, sus ojos vuelven a abrirse, sorprendida. Luego su expresión se transforma a una de confusión, mirándome a mi y a Daniel. ¿Se conocen?

-Daniel- exclama Gonzalo, contestando mi pregunta. Daniel alza la cabeza en forma de saludo y luego me mira a mi.

-Ya vuelvo, Paola.- dice con una sonrisa, alejándose para ir a encontrarse con Gonzalo. Trato de suprimir mis sentimientos de vacío al dejar de tenerlo enfrente mío. "TIENES NOVIO", vuelvo a recordarme.

Veo como Daniel y Gonzalo intercambian algunas palabras mientras Sara hace todo lo posible por evitar mi mirada, seguramente pensando que la juzgo. Pues no lo hago. Hasta me parece divertido. La niña buena se divierte con su capricho. Parece sacado de una película.

Luego de unos pocos minutos, Daniel vuelve hacia mi, esta vez acompañado de Romeo y Julieta.

En cuanto está suficientemente cerca como para verme bien la cara, Gonzalo parece reconocerme y se hecha a reír.

-Que pequeño es este mundo...- me dice. Sara se pone roja, lo cual me hace querer reír también.

-¿Se conocen?- inquiere Daniel, confundido.

-Me cachó en el baño con Sara.- dice con una sonrisa maliciosa. Creo que Sara ya mismo se desmaya. Daniel ríe a carcajadas, y se me escapa una sonrisa.

-Pues eso los convierte en conocidos. Te importa si tu conocido y sus acompañantes se sienten en esta mesa?- me pregunta con una sonrisa confiada, que me dan ganas de quitársela para que deje de sentirse superior, pero que a una pequeña parte de mi le encanta.

Quiero decirles que no, que se vayan a molestar a otra persona, pero un sentimiento se apodera completamente de mi. Curiosidad.

-Para nada.- digo.

Tres meses antes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora