1. En la oscuridad

213 5 0
                                    

Me estoy ahogando. Estoy muriendo.

Estas son las palabras que me tengo que repetir constantemente para recordarme a mi misma que esto está sucediendo. Trato de nadar, trato de mantenerme a flote, pero mi cuerpo parece estar en shock, porque a pesar de mis esfuerzos me estoy hundiendo.

Estoy en la mitad del lago mas profundo de PersoTerra, la ciudad en la que vivo. Si es que sobrevivo, y espero que así sea, voy a mudarme lo mas lejos posible de este lugar, alejada de mi vida actual, y alejada de todas las personas en ella. Incluyendo a la persona que me empujo.

La vida es tan extraña. Un momento puedes estar completamente bien en la tierra, y al siguiente luchas por tu vida en el agua.

Me estoy ahogando. Estoy muriendo.

Tengo tanto frío. Estamos a comienzos de invierno y el agua esta tan fría que duele. Mis piernas están cansadas por tanto patalear, mi garganta me duele por tanto gritar, y mi mente esta abrumada por todos los pensamientos que estoy teniendo. No se que me va a matar primero. Hay tantas posibilidades.

La orilla esta a kilometros de distancia, o al menos eso creo, ya que no puedo distinguir casi nada en esta neblina. Esta puede ser una de las peores noches para caer en el lago.

No puedo morir ahora. A penas tengo diecisiete años, aun no he vivido todo lo que quiero vivir. Se que yo misma cause esto, que soy en parte responsable, pero no creo que lo merezca. No creo que ningún ser humano merezca pasar por lo que yo estoy pasando.

Necesito ayuda. Ahora.

-
Tres meses antes.

Hace calor. Demasiado calor. Estamos a finales de septiembre, se supone que ya debería comenzar a hacer frío. Estupido clima.

Acabo de salir de la ducha hace veinte minutos y ya estoy sudando como un cerdo. Cada vez que trato de ponerme maquillaje, este se me corre por el sudor. Al final acabo pareciendo como si acabara de ver The Notebook con rímel no aprueba de agua. Gruñendo, me quito el maquillaje por tercera vez con una toalla de baño, la tiro al suelo y me tiro boca abajo en mi cama.

No puedo ir sin maquillaje a la fiesta de Alejandro, terminaría pareciendo como un venado bebe. No gracias, Bambi. Giro mi cabeza a la derecha y veo la hora en mi reloj en mi mesa de noche. Son las 10:37 pm, la fiesta empezó hace como una o dos horas. Es la primera vez que Alejandro hace una fiesta es su casa, la cual es enorme, haciendo esta la perfecta oportunidad para que el y yo tengamos un momento a solas justificado.

Llena de una nueva determinación, vuelvo a la mesa de maquillaje y trato otra vez. Tengo puesta una blusa con botones blanca que está bajo una falda tubo negra corta, un sostén negro y mi cabello negro planchado llega hasta mi cintura. Al lograr hacer una línea recta con mi delineador después de varios intentos fallidos, decido no ponerme sombra y me aplico mi labial rojo.
Mientras me pongo mis tacones negros sentada en la silla giratoria de mi escritorio, saco mi celular y llamo a Miranda.

-Donde estas, mujer? Todo el mundo esta en su tercera ronda de tragos y tu no estas aquí!- es lo primero que dice Miranda al contestar el teléfono. Miranda ha sido mi mejor amiga desde el sexto grado, y planeamos irnos juntas a una universidad afuera de la ciudad.

Si ella dice que todo el mundo en la fiesta esta en su tercera ronda, eso significa que Alejandro esta en su sexta ronda, y la verdad es que no tengo particularmente ganas de hacer de niñera de mi novio borracho.

-No me vengas con "mujer". Tuve algunas dificultades técnicas con mi maquillaje pero ya esta todo arreglado. ¿Alejandro pregunto por mi?-

-Al principio me preguntaba cuando ibas a llegar, pero ahora no puede formar una oración coherente sin la necesidad de vomitar. Aunque si dice tu nombre de la nada, como si te estuviera llamando. Apúrate.- esto me hace sonreír. Me gusta cuando alguien que esta borracho piense en mi, ya que ese es el único estado en el cual todas las barreras emocionales son inexistentes, y solo dicen lo que de verdad piensan y sienten.

-Ya estoy saliendo, llego en unos diez minutos. Guárdame un trago.- no espero una respuesta y cuelgo. Cojo mis llaves y las pongo en mi mini bolso negro. Bajo rápidamente las escaleras para ir a la puerta principal, la cual hace ruido por toda la casa al abrirla, y voy trotando en tacos a mi Mercedes Benz negro, mi regalo por mis dieciséis años. Acelero y prendo la radio. Están pasando una de esas canciones de Katy Perry que repiten un millón de veces al día en cada estación de radio, pero que al parecer no puedo evitar que me guste.

En trece minutos estoy al frente de una mansión tan grande que pondría a la Casa Blanca como un hotel barato. Hasta tiene pilares de mármol.

Puedo oír la música y ver las luces de distintos colores viniendo del patio trasero, el cual es mas grande que el de nuestra escuela. Mientras iba caminando, una chica tambaleándose para por los arbustos y vomita. "Contrólate!" Le quiero gritar, pero como no la conozco, me aguanto las ganas de decirle a la gente lo que deberían hacer, un hábito mío que necesito dejar.

A penas pongo un pie en el patio, Miranda viene corriendo/trotando/tambaleándose hacia mi. Es como ver una bebe jirafa caminar por primera vez.

-Paooolaaaaa!- Miranda sonríe, lo cual solo puedo identificar como una sonrisa borracha, y pone su brazo en tras mi cuello en una especie de abrazo. Mierda, esta bien borracha. Supongo que yo soy la conductora designada.

-Cuanto tomaste?- es lo primero que le digo. Literal, todo el mundo tiene que empezar a no ser tan estupidos y fijarse en lo que beben y cuanto beben.

-Cinco shots de vodka mezclado con ron.- mientras dice esto, me muestra cuatro dedos con su mano.

-Cuantos pues, cinco o cuatro?-

-Yo que se!- y se tira al césped y se empieza a reír como poseída. Y ahora? Miro desesperadamente a todos en la fiesta hasta que veo a Nico entre la gente.

-NICO!- le grito para llamar su atencion. El se vira con cara de confusión hasta que me ve, luego sonríe y se acerca.

-Paola! Mucho gusto, señorita.- Hace una reverencia de película y se hecha a reír. Ok, ¿acaso todo el mundo en esta maldita fiesta esta borracho? Decidiendo que no me importa si esta borracho o no, le pido a Nico que cuide a Miranda.

-Cuidar de que?- puedo oler el aroma a cigarrillo y alcohol, mezclado con su famosa colonia. Al menos no parece tan borracho como Miranda, quien es el peso más ligero del mundo, solo dos tragos hacen el mismo efecto que seis en otras personas.

-De otras personas que se quieran aprovechar de ella, tu ya sabes.- lo miro seriamente en los ojos.

-Si, tranquila. No hay problema. Tomate tu tiempo, yo estaré aquí.- ignoro el hecho de que unió la mayoría de las palabras y que prácticamente se me esta tambaleando, y le agradezco y me voy en busca de Alejandro.

Tres meses antes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora