20. Carcel (Parte 2)

38 1 1
                                    

Daniel

-Tres días antes-

La gente comienza a llegar en grupos grandes y no pasa mucho tiempo hasta que el lugar este lleno. Cojo una botella de vodka para mi solo y me dirigí al balcón a ver la ciudad. Me tomo un cuarto de la botella de un sorbo. No siento nada.

Mis oídos se llenan con el sonido de los carros y la vibración de la música de la fiesta. Miro hacia abajo y la altura que me separa del piso. Si tan solo pudiera volar. Me iría tan lejos de aquí, nadie nunca me volvería a ver y a nadie le importaría de verdad. Si me caigo de aquí seguro me muero. Y si me caigo?

El sonido de la puerta me pone alerta, cuando siento unas manos uniéndose en mi cintura y escucho la voz levemente aguda de Mia.

-Hola, guapo- apoya su cabeza en mi espalda en una especie de abrazo.

-Hola, Mia- trato y fallo de sonreír. Creo que se puede escuchar la desesperación en mi voz, mi grito de ayuda silencioso.

-Otra vez andas depresivo?- deja de abrazarme para pararse enfrente mío y poner sus manos en sus caderas de forma autoritaria. Parece como la mama que debería haber tenido.

-Un poco- solo a ella le admitiría esto. Ya me ha visto así demasiadas veces como para ignorarlo.

Suspira ligeramente. -Vamoos- me dedica una sonrisa. -Esto es una fiesta! Vamos a bailar- me extiendo su mano.

-No tengo muchas ganas para moverme como imbecil entre un mar de personas, muchas gracias.- gruño.

-No te pases- hace una mueca. -Quieres un porro? Traje marihuana solo por ti-

-No tengo ganas.- la corto. Marihuana? No necesito esa mierda. Igual Gonzalo y todos estos pendejos se la van a acabar y causar una estupidez.

-Y a ti que te pasa? Por que estas siendo tan malo?- se queja Mía. Dios, parece una nena.

-No te pongas pesada, ok? Vete a fumar con Pedro-

-Pero salí aquí para fumar contigo- hace puchero.

Pongo mis ojos en blanco. -Entonces quédate aquí sola- la ignoro y me entro. Camino hacia la mesa llena de botellas para servirme otra cosa que este vodka cuando la veo, Paola. Esta parada en la mitad de la habitación con sus ojos bien abiertos y analizando la escena. Arruga la nariz al dirigir su mirada a Sara. Entonces no soy el único quien no soporta a Sara. Estoy hace sonreír un poco.

Esta preciosa, me gusta como se viste, toda relajada y sin presión. Es un buen contraste a todo el culo que veo. Mi mirada se centra en Jose, claramente drogado, hablándole a Paola. Ella se trata de alejar pero este la sigue. Ni verga.

-Lárgate, José.- le digo al cogerle la camisa por el cuello y lo jalo para atrás, haciendo que caiga en su trasero. Tiene que bajar de peso, esta bien pesado.

Se levanta rápidamente y me mira con ojos de asesino hasta que su cerebro reducido se da cuenta de quien soy, y su mirada se vuelve asustada. Deberías estar asustado, hijo de puta. La ultima vez le partí la cara. Segundos después se aleja rápidamente, dejándome solo con la princesa.

-Viniste. - le sonrió. Ella me fulmina con la mirada instantáneamente y estoy completamente seguro que me va a gritar.

-Puedo cuidarme sola. Es increíblemente sexista creer que una mujer necesite la ayuda de un hombre.- se cruza de brazos. Sexista?

-No lo hice porque pensaba que necesitaras ayuda, solo es que es un idiota y no quería que hablaras con idiotas. - dije con tono burlón. Es verdad, si ella hubiera seguido ignorando a Jose, el se hubiera puesto como un imbecil con ella, y no se si el continuaría estando vivo después de lo mucho que le sacaría la madre.

Tres meses antes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora