Capítulo 01

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Años atrás..

Todo había comenzado una noche calurosa en pleno verano. En donde aun se podia visualizar los rastros de la lluvia que había caído en la mañana. Los pequeños charcos de agua, eran rebasados por la velocidad de los autos sobre la pequeña carretera. Los grillos cantaban sobre las calles brevemente habitadas.

Una noche normal como cualquier otra, a excepción de la escena que trascurria en un barrio un poco alejado de los grandes edificios. Un niño de aproximadamente de unos once años, corría con sus pies descalzos y llenos de barros. A nadie parecía importarle que un hombre terriblemente grande estuviera persiguiendolo. Mala idea habia sido tomar su billetera, pensaba ese niño, mientras corría tanto como sus fuerzas se lo permitian. Había sido muy tonto en creer que el tipo con cara de perro y con aquel bigote que ocupaba casi todo su rostro, no se daría cuenta de ello.

Gran error. Ahora estaba allí corriendo por su miserable vida.

Gulf a sus once años había aprendido muchas lecciones, cosas que no esperaba aprender con una vida tan corta. Lo primera lección fue que en esta vida, si no te defiendes tú mismo nadie lo hará, aprendido que el dinero puede comprar hasta el alma más pura y que el fuerte siempre se tragaba al débil. Pero no sólo eso, aprendió a la fuerza lo que era sobrevivir, a robar para poder obtener aunque sea una pieza de pan. Él no tenía una familia amorosa y su madre no le arropada para dormir, ni mucho menos le contaba cuentos. El único contacto que solia tener con ella era cuando golpeaba su piel. No jugaba como los demás niños y no iba a la escuela como todos ellos.

No podia decir que siempre fue así, hasta sus ocho años, Gulf creía tener una familia feliz, o al menos eso pensaba hasta que su padre se largo con una mujer más joven y bonita. Según él, su madre ya no le servía y ella, sólo encontró la solución de su desgracia en culpar a Gulf por arruinar su vida y sus sueños. Sin embargo, no todo había sido malo para él, había tenido algunos amigos, pero todos se fueron dejándolo sólo. Había aprendido a estarlo a la fuerza.

Pero la mayor enseñanza fue: que no todo aquel que te tiende la mano, tiene buenas intenciones.

─ ¡Quedate quieto niño estúpido! ─ escupió el hombre que lo venia siguiendo.

Inevitablemente sus delgadas piernas le fallaron y había caigo de rodilla tras resbalar contra la acera. Sus rodillas se rasparon pero no era un dolor que no haya sentido antes.

Pero lejos de tener miedo, Gulf levantó su mentón bien alto olvidando que era un maldito crio ladrón y aquel un hombre adulto y furioso.

─ Mira nomás, el niño tiene huevos  ─ comentó el hombre riéndose.

─ ¡Dejame maldito! ─ gritó Gulf, no estaba asustado. Despues de todo no sería la primera vez que le pasaban estas cosas.

─ ¿Tu mami no te enseño a respetar a tus mayores? ─ dijo aquel hombre que lo tenía del cuello de su gastada remera. Su voz era fría pero no tanto como lo eran sus ojos negros y furiosos ─ Talvez debería darte unos azotes en el culo como castigo.

Ahora si el miedo se apoderó de Gulf. Sabía que no debía de robarle la billetera a ese hombre grande. Pero el hambre se había apoderando de él y sus costillas ya comenzaban a notarse sobre su piel. Ni que decir de su rostro decaído y aquellos rasguños sobre su rostro, producto de su mala conducta, según su madre. No quería ser golpeado, suficiente sufría todos los días con los azotes de su progenitora.

─ Baja al niño ─ ordenó una voz potente y autoritaria.

Gulf observó detenidamente aquel hombre. No era tan alto pero su presencia generaba mucho respeto. Su rostro era amigable y sus ropas totalmente caras y elegantes. Le sonrió a Gulf de una manera tan cariñosa que él creyó estar viendo a su padre, claro, si tuviera uno.

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