Verdades dolorosas

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Ya estaba preparada y sentada en el coche. Mi padre aun esta dentro de casa discutiendo sobre algo con mi madre. ¿Pero que les pasa? Tengo que estar allí antes de las 9, si no mi hora de visita se cancela.
Sacudía mi pierna como una forma de aliviar mi ansiedad, pero ya era demasiado. Me había quedado sin noticias de el desde que me fuí y eso era lo que me angustiaba, el no saber de la situación tan delicada sobre la que esta pasando Hugo.

Por fin salen mis padres de casa. La discusión que habían tenido le había provocado caras muy largas y tristes.
No se de lo que estuvieron hablando, pero me preocupé, no era normal que discutieran.

Los dos se sentaron sin dirigirse la palabra y arrancaron el coche. Los dos miraban al frente y no siquiera hacian el esfuerzo de querer mirarme. Ya no podía más.

-¿Se puede saber que os pasa?- dije soñando tal vez más fría que lo que pensaba.

-Nada, cariño- dijo mi padre intentando parecer dulce. Mi madre si siquiera se molesto en responder. Ya se sabia quien había ganado en la discusión, ya que ni si quiera se molesto en mirar a papa.

Después de esto todo se vuelve a un silencio total. La tensión se podía palpar en el aire, ¿porque estarán asi?
La entrada del hospital se observaba a lo lejos. Mi corazón comenzó a acelerarse.

-Ya estoy aquí, amor- pensé.

Nos bajamos los tres del coche y nos acercamos a la recepción. Mis padres se quedaron hablando de nuevo, pero esta vez no iba a estar a su lado, tenia otras prioridades.

Detrás del cristal, se encontraba una chica joven, tal vez no tenia más de 25 años. Ella jugueteaba con un mechón Rubio de su pelo, mientras mascaba chicle haciendo un molesto sonidito.

-Buenos días- dije lo más respetuosa posible. Pero la recepcionista ni se percataba de mi presencia.

-Buenos días- digo ahora más fuerte, pero nada, sigue sin hacerme caso, y no iba a repetírselo. Envolví la mano formando un puño, y golpee el cristal varias veces y ya sin parecer nada educada. A la mierda la educación.
La enfermera levantó la vista y me miró con desprecio.

-Y tu que quieres-dijo sin quitar el desprecio a su voz, y ahi perdí la cordura.

-Quiero ver a mi puto novio que esta medio muriéndose, asi que ya puedes ir chequeando los papeles para poder verle, si no quieres que te clave el boli de tu escritorio- dije fría. Ya tengo bastante como para aguantar a una niñata.

Abrió los ojos como platos y rápidamente empezó a teclear cosas con el ordenador. La sonreí con una sonrisa ganadora y mire a mi alrededor. Algunas de las personas me miraban incrédulos, puf ni que no hubieran visto a una chica perder las riendas alguna vez.

-Aqui tienes y espero que se recupere- dijo temblorosa entregándome un papelito.

-Y yo tambien- dije por lo bajo

Me di la vuelta y camine hacia planta.
Iba derecha a una zona que cuyo nombre se repetía al leer cada uno de los cartelitos.

Área de traumatología, Área de traumatología, Área de traumatología, Área de traumatología, Área de traumatología...

Hasta que leí el verdadero cartel que buscaba.

-Área de traumatología- dije satisfactoriamente.

Ante mi se abría un largo pasillo con ramificaciones y miles de puertas. No sabia donde empezar, pero no tenia mucho tiempo para la visita, asi que tengo que darme prisa en encontrarle. Soy tonta, la he tenido que decir en que habitación se encuentra. Me ahorraría todo el esfuerzo de buscarle.

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