Ouija

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Amanecí tranquila, a pesar de la mala noche que pasé. Tuve sueños relacionado con Hugo, donde su imagen se aprecia evocando los dulces momentos que pasé con él. En la jornada escolar estuve totalmente desconcentrada y desaparecida en clase. Solo quería regresar a casa.

Había estado buscando la vieja tablilla de madera que teníamos guardada en el viejo desván.
Busqué un rotulador permanente para dibujar las marcas características de la ouija.

Era una idea muy tonta, pero necesitaba respuestas y si eso era necesario... Tendría que probarlo hacer si funciona.

Se me ocurrió al pensar que Hugo sabría porque estaba ahí esa pulsera. No pude ignorar el hecho que tuve un sueño muy real en el instituto al desmayarme. Y si era él, una pequeña parte de mi mente quiere pensar que sí, podría ponerme en contacto con el. Presiento que voy a abrir una puerta que debería estar cerrada.

Consulté en Google el aspecto y forma que tiene una ouija. Espero que funcione igual fabricándola yo misma. También leí las cosas que había que tener y las advertencias.

Me preocupaba las advertencia en concreto.

"Inseguros, absteneros. Los espíritus se alimentan de ello"

"Este ritual puede terminar con la locura, lesiones físicas e incluso la muerte"

"No levantéis el dedo del vaso sin haber cerrado la sesión, podríais liberal al nombrado"

"No dejes que el espíritu te controle en tus decisiones"

"Nada es lo que parece"

"Nunca lo hagas sola"

"Nunca preguntes si hay alguien ahí, eso provoca que cualquiera puede establecer un contacto contigo"

Quizás sean supersticiones, pero no deja de inquietarme. El hecho que vaya a hacerlo sola me preocupaba, a demás de incumplir otros avisos, pero es un favor bastante grande para pedírselo a alguien. Pensaran que estaré loca.

Esperé a que atardeciera y a estar sola en el salón de mi casa.
Cerré las persianas dejando la casa en la oscuridad alimentada de la luz de las velas.

Con un vaso sobre aquel tablero, esperaba el mejor momento para hacer esto.

Me asustaba el echo que algo salga mal.

Finalmente extendí el dedo índice sobre el culo del vaso e inicié el ritual.

-Almas del pasado, del futuro, y del presente: venid a mi, yo os invoco. Removeos desde donde estéis, levantaos desde vuestro descanso. Venid a mi, yo os invoco -recité las palabras ensayadas en alto.

Esperé un poco para comprobar algún cambio y continúe al ver que nada pasó.

-Yo... Buscaba a Hugo, mi novio. Preséntate- dije intranquila. Juraría que la temperatura de la sala había bajado en picado.

El silencio que ambientaba el momento era incomodo y pesado. Pero nada pasaba. Pensaba en acabar con todo esto, pero me obligué a mi misma que tenía que seguir.

-¿Hay alguien ahí?-dije mirando de un lugar a otro de la sala. Jugaba con los pliegues de mi camisa de forma nerviosa. Esto empezaba a agobiarme. Solamente se escuchaba mi respiración acelerada.

Una brisa ligera hizo que las llamas de las velas bailasen. Y mi mano junto al vaso de empezó a mover hasta el "sí" dibujado en la tabla.

Sentí un escalofrío frío que recorría las terminaciones nerviosas de mi dedo, prolongándose a lo largo de todo mi brazo.
Esto no era un juego.
Sin poder dar una explicación lógica al movimiento que había experimentado, decidí seguir adelante.

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