Recuerdos

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Iba caminando al coche sin decir ninguna palabra, el hospital que se alzaba a mi espalda, se hacía cada vez más lejano.
El alta lo recibí, como pensaba, por la mañana. A pesar de poder irme, no quería marcharme y dejar a Hugo solo allí, pero las órdenes del doctor eran estrictas y por tanto también las de mis padres. Tenia que descansar en casa y alejarme de las emociones fuertes.

Me había negado rotundamente, pero me prometieron que me llevarían a la noche, y tampoco los veía negociantes ante la oferta, parecían hacerme un favor más que nada, y finalmente acepté sin remedio.

Mi padre conducia moderadamente a casa, no quiero que pase nada parecido a lo del accidente. A pesar de haber dormido muchísimas horas en el hospital, me encontraba cansada, más que física, era de forma emocional.

Me intento convencer que las cosas mejorarán, todos lo dicen, solo espero que no se equivoquen. Desde que visité a Hugo, estoy un poco más tranquila, pero no evita que no me preocupe por él.

Estacionó en frente de mi casa. Se veía vacía y sin vida. Mis padres se fueron a trabajar y como siempre me quedo yo sola en casa con mi hermana. Precisamente hoy no había nadie, ya que Sonia se había quedado este fin de semana en casa de una amiga. Aunque normalmente no la soportaría, necesitaba a alguien a mi lado ahora...
Si la casa por fuera se veía vacía por fuera, dentro empeoraba. Las persianas de las ventanas estaban bajadas provocando una oscuridad parcial en el interior. No os voy a mentir, tenia miedo, todo lo relacionado con la oscuridad, paranormal, leyendas me aterraban. Se que son mentiras y viejos cuentos de las abuelas que se iban contando para asustar a sus nietos, pero tengo la mente frágil para este tipo de cosas, y me asusto con facilidad. En ese momento tenia miedo, había tenido malas experiencias con la oscuridad. De pequeña en jugando al escondite, me escondí en el armario, y hubo un apagón. Intente salir pero se atrancó la puerta. Hasta que no llegaron mis padres a la hora después no pude salir y durante todo ese tiempo mi mente imaginaba cosas: que fuese a salir el hombre del saco, que había un monstruo debajo de mi cama... Cosas que había en la mente de una niña de 6 años.
Pero esto fue hace mucho y las tecnología ha cambiado.
Saque el teléfono y lo active en modo linterna, camine de forma temerosa sin dejar de mirar detrás de mi hasta el fondo del salón donde se encontraba un gran ventanal y elevé las persianas.
La luz me consigue tranquilizar, y repito el proceso con los otros dos ventanales.

A pesar de que la sala estaba bastante iluminada, me sentía intranquila. Tanta tranquilidad y silencio en estos momentos agobian, es como si el cielo, bajo amenaza de tormenta, diera una tregua antes de estallar de nuevo con todo su esplendor.

No os voy a mentir, estoy llorando. Me encontraba tan sola, tan débil... Que no quería ni comer, ni dormir. No quería hacer nada que no fuera estar en el sofá mirando a un punto fijo mientras lloraba.

Finalmente, cojo fuerzas para ir al baño, seguramente tenga un aspecto espantoso. Entrando el el baño principal, cerré la puerta detrás de mi. Me mire en el espejo y solo uvi a una chica con un moño lastimero, con los ojos rojos y hinchados de llorar, las ojeras estaban acentuadas y moradas, su nariz estaba roja de tanto sonarse y los labios hinchados que parecían que iban a estallar en cualquier momento. Aparte la mirada del espejo, tenia un aspecto terrible, lo mejor seria darme un baño

Cogí un bote de jabón y lo vertí en el agua provocando que todo se llenara de burbujas. Me desvestí, y escondí la ropa detrás de la puerta.
Introduje el dedo del pie para comprobar la temperatura del agua, al principio se encontraba muy caliente, así que espere hasta que se hiciera más agradable y finalmente introduje el cuerpo entero. Deshice el moño y deje caer mi pelo a ambos lados de mi cabeza. Relaje mi cuerpo y apoyé mi cabeza en una toalla enrollada, la sensación de tranquilidad me abordo por completo, este era un momento en el que te puedes olvidar de todo y cerré los ojos.

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