Inexistencia palpable

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Grité y el eco de mi grito se diapersó y culmina en un poderoso silencio.
Volví a gritar de nuevo.
Pero solo se volvió a oír el eco de mi grito.

Las pesadillas desde entonces han cambiado. Desde la muerte de Hugo, tengo otra pesadilla una y otra vez.

Seguía en aquel lugar oscuro que cuya situación no conocía. La humedad se hacía notar en mi pelo. Ahora se encontraba encrespado y sucio de la tierra. Se escuchaba el sonido de una corriente de agua cerca, seguramente un tio subterráneo.

La poca luminosidad que había se debía a una claraboya natural en el techo de la roca. ¿Había caído por alli?

Imposible, no tenia ningún rasguño, no siento dolor, ni cansancio. Estoy soñando, pero... ¿como es posible que sepa que estoy soñando y no me despierte?

Ahora mismo solo quería gritar. Yo quería parar pero en mi pecho surgía un calor que me pedía que gritase con todas mis fuerzas.

Mi confusión avanzaba a estados críticos, ¿cómo había entrado allí?,¿por qué este sitio?, ¿qué significa?...
La ansiedad estaba presente en cada una de mis células. Tenia que salir de allí.
Corrí en total oscuridad a lo que parecía ser la extensión del la galería.
Aquello no parecía tener fin, llevaba varios minutos corriendo y nada cambiaba.

Me senté en una roca de gran tamaño y apoyé mis cabeza sobre mis piernas. Solo quería despertar, ¿qué me lo impedía?

Pase la mano sobre la superficie de la roca. Rugosa en todos los lugares salvo en una cara pequeña, no visible a simple vista. Volví a pasar la mano para comprobarlo y efectivamente, su textura cambiaba. La habían modificado. Con lo poco que había de luz intentó vislumbrar el relieve que tiene grabado.

No se veía prácticamente nada. Intenté agudizar más la vista, lo que me permitió distinguir una especie de pájaro gravado. Me suena, pero ahora mismo no caigo en la especie.

Se escuchan pasos a mi espalda acodalado del arrastre de un ruido metálico. Algo no marchaba bien.
Sumida en el pavor y ansiedad, realizo un intento por salir a correr.
Sin querer, tropiezo con una piedra de la nada. El dolor de mi espinilla me paralizaba unos momentos cruciales. ¿Y si estaba en peligro? Tengo que salir de aquí a toda costa.
Hice un esfuerzo por levantarme y seguir corriendo, pero era inútil. No me respondía la pierna, estaba paralizada.

Los pasos seguían acercándose a un ritmo constante y sordo.
Al fondo se empezaba a observar a una persona. Pero al momento me di cuenta que no era una persona. Si no una sombra más oscura, que parecía sobrenatural. En su mano izquierda sugestiva firmemente una larga barra de acero.

Algo me decía que no iba a terminar bien para mí. Desesperada, me arrastro por el suelo en un intento de escapar, de lo que ya consideraba inevitable.

Histérica al borde del llanto, me encare a la sombra para pedir clemencia, no quería morir, no así.

La sombra estaba ya a mi lado en frente de mí, parecía esperar una orden de alguien. Sin pensarlo alzó la barra por encima de la cabeza, y la arrojó con todas sus fuerzas contra mí. En ese ultimo momento, muerta de horror hice lo mucho que llevaba queriendo hacer. Gritar con todas mis fuerzas.

Las luces de mi habitacion se encendieron.

Yo gritaba y me removía en mi cama como una loca. Enseguida alguien me intentó inmovilizar a lo que yo me resistí.

Esa persona era mi madre, la cual me tenia rodeada con sus brazos mientras me acariciaba el cabello. Estaba muerta de miedo pero poco a poco fui siendo consciente de quien se trataba y de donde me encontraba.

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