-'̗❀ Lilili Yabbay ❀ ̖'-

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Capítulo Veintiocho: “El estallido de una rosa ha manchado de rojo el lugar”

Podría decir que su vida está compuesta de miles de experiencias, tanto buenas como malas, que le hicieron un muchacho diferente. Aquellos acontecimientos, sin lugar a dudas, le han hecho quien es el día de hoy. Ha aprendido bastantes cosas a lo largo de los años como cualquier persona en la faz de la tierra, que sabe cómo debería de reaccionar frente a alguna situación cualquiera, en teoría. Sin embargo, es humano, comete errores como si de hablar se tratara, pero de algún modo u otro logra remediarlos y seguir adelante.

O eso era lo que pensaba.

Normalmente los malos recuerdos son los más difíciles de olvidar y los buenos los más fáciles de hacer que se pierdan en el gran cajón de memorias que tenemos en nuestra cabeza. Constantemente los pensamientos de él solo, sin nadie que le tendiera una mano y lo ayudase eran los más recurrentes en su traumatizada y dolida mente. Los golpes físicos pueden curarse con el tiempo, mientras que los emocionales pueden perdurar de por vida. ¿Qué es una marca violeta azulada en el cuerpo comparada con palabras hirientes, filosas cual cuchillo y certeras como una flecha? Nada, para Wen JunHui no eran nada comparado con el maltrato psicológico que recibió en ese lugar conocido para él como el infierno. Tenía miedo que llegara el día en que estaría desprotegido, sin armas con las cuales atacar al enemigo, sin una defensa que lo hiciera mantenerse de pie frente al combate. Pero lamentablemente llegó. Y no solo eso, las personas a las que más ama en este universo están en el mismo saco en el que él se encuentra.

Sin salida, esperando la muerte.

¿Saben qué es sentirse muerto en vida? Jun puede describir ese sentimiento a la perfección. Desde su nacimiento hasta su niñez sintió que el mundo venía en contra suya, dejándole sin nada para sobrevivir ante la adversidad, tan solo un “todo estará bien” que él mismo se recitaba como un mantra con el último aliento que le quedaba en el día. Y aun cuando logró salir de ese sitio las sombras aterradoras de su pasado oscuro le persiguieron en la adolescencia. Los fantasmas distorsionados de sus agresores le veían con sorna, cínicamente disfrutando de las desgracias que le ocurrían. Y no podía hacer nada para pararlos.

Lo más gracioso es que JunHui ya había llegado a su punto de quiebre. Todos llegamos a nuestro punto de quiebre en algún momento, pero Wen intentó seguir a toda costa y valerse por sí mismo, aunque fuera una única vez, pero no lo logró. El poco espíritu que le hacía avanzar a pesar del camino repleto de obstáculos por el cual debía de pasar se fue escapando por las rajaduras de su desdichada alma, haciendo que quedara sin nada que le impulsara a continuar.

JunHui estaba más quebrado que un espejo que cayó desde un tercer piso. ¿Por qué se empeñaban en hacerlo polvillo si el pobre ya no tenía nada más que dar? Desgarraron su alma, quebrantaron su espíritu, hicieron trisas su determinación, mancharon su cuerpo de una amplia gama color cárdeno, lo lastimaron hasta quedarse sin voz, y sobre todo machacaron el corazón de un niño que solo quería una familia que le amara y no le abandonara.

Pero bueno, ¿quién se preocuparía de ello en un mundo donde lo único que importa eres tú mismo y tu supervivencia antes que los demás?

Nadie. Nadie...

Un recinto por completo abandonado fue el refugio de los desgraciados que fueron presas de las garras de un mafioso sediento de venganza. Amordazados, golpeados gracias a sus intentos de resistencia y ahora noqueados para que no pronunciaran ruido alguno, así se encontraban JunHui, SoonYoung, Chan, YukHei, YiFan y Kun, quienes fueron interceptados por los hombres de Henry Lau antes de siquiera llegar al aeropuerto privado de Xu ZhouMi. El suelo del lugar se encontraba cubierto de una densa capa de polvo, como si nadie se hubiera tomado la molestia de pasar una escoba por ahí y barrer.