Capítulo 3. El mundo es un pañuelo.

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A pesar de todo, Kayle hacía vida normal, pensaba en ella como en una amiga, por su miedo a que se asustara a que ella le rechazara. Pasaron los días, las noches, ella hablaba y el le escuchaba. Cuando ella le decía que lloraba, el lloraba. Cuando ella reía, a él, como de un espasmo se tratara, sonreía. Hasta que un día, por casualidad, el logró verla. Eran las fiestas de un conocido pueblo. Ella, con su vestido de flores, el, vestido con su miedo. Una luz, como si de un ángel se tratara, le alumbró y ahí, pude ver los ojos más bonitos que jamás había visto. Azules agua marina, con esa sonrisa puesta como si el mundo dependiera de ella. Lo que no sabía, es que de su sonrisa, iba depender la suya.

Es la historia de un amor como no hay otro igualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora