Las cosas en los últimos meses estaban raras. Él sentía que las cosas están cambiando y no voy a venir las consecuencias. Qué decir más que amarla a ella era lo único que le hacía luchar por ser mejor persona. Y pasaron las fechas festivas navideñas y aunque no pudiera pasar la juntas, a todos los astros del cosmo él seguía agradecido por seguir manteniendola en su vida. Meses antes y le había prometido que no pasaría de este año qué le pediría formalmente matrimonio. Y así fue. Llegó el día. El tan nervioso como nunca. Hay cosas que nunca cambian. Y una de ellas era no temblar al verla. Llegó y la abrazó hasta calmarse. El con varias sorpresas, entre ellas la alianza que le había comprado para declararse. He de decir qué él nunca jamás se vió comprometido con nadie. Pero era ella la mujer de su vida con quién quería pasar el resto de sus días. Y se arrodilló. Con ese brillo en los ojos con esos nervios con todos los nervios del mundo y le hice una pregunta. Eres el amor de mi vida y quiero que lo seas siempre, ¿aceptarías casarte conmigo? Ella dubitativa al principio se hizo la remolona. A lo que los nervios de él me hicieron pensar te iba a decir que no. Gracias a Dios, dijo que sí. Y se fundieron en un abrazo. Jamás olvidaré la primera vez que estuve prometido.
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Es la historia de un amor como no hay otro igual
RomanceNada es como parece, cuando crees estar arriba, en la cresta de la ola es cuando ves que la caída puede ser catastrófica. La vida es una veces amiga y otras enemiga, ten en cuenta que quién te acompañe en ella, las gracias nunca sobran porque quién...