Y pasaron los meses y los meses. Pasaron tan rápidos que no se venía venir encima y cuando se dieron cuenta ya era verano. Un verano en el que no se cansaron de verse tanto. A Kayle le daba lo mismo madrugar. Tenía como costumbre salir a las 6 de la mañana para ir a verla. Por verla lo que sea. Necesitaba un abrazo cada uno de los dias de su vida y el ir con ella a la playa, a pasear, almorzar, lo que fuera. Y aunque hubiéramos pasado un millón de veces por todos los sitios, nunca se cansó de observar su belleza. Estaba más pendiente a ella que a cualquier otra cosa. Sus ojos, tan claros y transparentes que te reflajabas en ellos. Sus ojos azules en verano, se volvían casi transparente. Os juro que si los viérais, acabaríais tan enamorados de ellos como de la vida misma. Se vieron durante varios momentos, cortos momentos pero intensos. Es increíble. Sería el primer verano de su nueva vida.
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Es la historia de un amor como no hay otro igual
RomanceNada es como parece, cuando crees estar arriba, en la cresta de la ola es cuando ves que la caída puede ser catastrófica. La vida es una veces amiga y otras enemiga, ten en cuenta que quién te acompañe en ella, las gracias nunca sobran porque quién...