Callarla a besos. Eso es lo que quería. Dormir al lado de su almohada. Gritarle a los cuatro vientos que la amaba. El fan número de esa música que era su sonrisa. Por fin podían quedar sin que nada se lo impidiera. Que ganas de verse tenían. Un mes después. La ciudad que se impregnaba del ambiente navideño. Y llegó. Se bajó del tren y corrío hacia ella con un ramo de rosas. Algo en ese momento cambió. Cambió para mejor. Se miraron a los ojos. Se miraron y las palabras entre ambos sobraron. El, ojos color café. Ella, ojos azules agua marina. Desde ese momento el supo que era el ser con más suerte que existía, porque no todos son capaces de encontrar al amor de su vida, a su alma gemela. Que afortunado se sentía entre sus brazos. Cálidos cuando hacía frío. Frescos cuando hacía calor. Felicidad en estado puro. Felicidad inmensa desbordaba por todos los costados. Desde ese momento supo, que no había sido un error haberle entregado el corazón.
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Es la historia de un amor como no hay otro igual
RomanceNada es como parece, cuando crees estar arriba, en la cresta de la ola es cuando ves que la caída puede ser catastrófica. La vida es una veces amiga y otras enemiga, ten en cuenta que quién te acompañe en ella, las gracias nunca sobran porque quién...