Las llamas arden de un color azul intenso, la magia es fuerte y fluye con fuerza creando ondas desde el centro hasta los bordes, como si se tratara de agua en lugar de fuego. Faltan algunas horas para que todo el proceso concluya. Magos y brujas observan lo que son los últimos momentos antes de que las respuestas sean emitidas.
Cada carpeta fue consumida por el fuego hasta volverse cenizas que fluctuaban entre si en una masa mágica de colores, pequeños torbellinos iban y venían, formando los contornos de rostros diferentes que se disolvían antes de formar otros.
La copa arde en el atril principal del ministerio. Una enorme escolta la rodea para protegerla, pues en los primeros días había intentado hacerla estallar, para tratar de evitar lo inevitable. Sellos de protección fueron reforzados alrededor.
Las lechuzas no paran de llegar en la última hora, decenas de sobres son depositados de inmediato en la gran urna de oro. Parece que fueron muchos los que esperaron hasta el último momento o quizás terminaron siendo sus familiares más cercanos quienes se ocuparon de hacer lo necesario para que no fueran arrestados.
Un enorme reloj de manecillas sonaba con un tic tac desquiciante que retumbaba en las pareces, haciendo que la tención creciera con cada minuto.
Cuando faltan 10 minutos para que el tiempo termine. El ministro de magia se hace presente, no lo hace solo, es acompañado por algunas personas, las mismas que le acompañaron en el acto público cuando dio inicio el censo.
Harry camina a la derecha, sus pasos son seguros a pesar de que su rostro se nota pálido. Su mejor amiga va a su lado, lleva un bonito vestido azul bajo una gruesa gabardina de lana. Se muestra serena, aunque su postura no lo engaña ni por un segundo, la conoce demasiado.
Granger se mantiene de pie, como en los peores momentos de la guerra, es valiente como pocos, decidida y audaz, aunque la mayoría no la definiría de esa manera, Harry sabe la verdad. Aprieta suavemente su fría mano para llamar su atención, quiere que sepa que están juntos en esto, como estuvieron siempre para enfrentarse al resto del mundo.
Al menos esta vez sus vidas no corrían riesgo, al menos, el pobre bastardo afortunado que terminará casado con Hermione sería el único que correrá peligro a partir de ahora si se atreve a hacerla sufrir.
Se mentiría a sí mismo, si no admitiera que una remota esperanza agita su corazón, soñando en ser el elegido. Aunque sabe, cómo lo ha sabido siempre que la vida es una desgraciada, y es el menos afortunado de los mortales.
Los resultados del censo serán enviados por correo, sin embargo, debían cumplir con la misma finalidad de cuando inicio aquel calvario. Serian el ejemplo a seguir, los primeros en saber quiénes serían a partir de ese momento sus prometidos y futuros esposos.
Fueron convocados 50 personas en total, 25 hombre y 25 mujeres, elegidos al azar con anticipación, esperaban que entre los presentes hubiera al menos una pareja destinada para tomar las fotos oficiales y continuar en privado con el resto del proceso para el resto.
Se formo un semicírculo en torno a la copa. El ministro de magia en medio, a su derecha se alinearon los caballeros y a la izquierda las damas.
Cuando el último segundo transcurrió, las llamas crecieron, cambiando del color azul al naranja rojizo. Un momento después las flamas se detuvieron para dejar a la vista dos pilas de sobres.
El ministro tomo el primero, apresurándose a leerlo.
-Hermione Granger. -Le llamo tendiéndole un sobre que aún se sentía caliente al tacto.
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Inevitable
FanfictionLa ultima guerra redujo de manera significativa la población mágica, de no tomar medidas en este momento, en una década o dos no habría niños suficientes para darle continuidad al mundo mágico. Problemas extremos requieren soluciones extremas. El mi...