Vínculos

3.2K 298 43
                                    

Camina sin un rumbo fijo como lo ha hecho la ultima hora. Ya estando frente a la puerta de esa enorme mansión, mientras su mano tocaba el timbre, se dio cuenta que ese era el ultimo lugar en el que quería estar. Los nervios le ganaron a la razón y termino haciendo lo que se prometió no hacer, huir.

Cuando abrieron la puerta, ya se había marchado, sin dejar rastro alguno. Estaba algunas calles mas abajo por la avenida principal de aquella zona residencial. Primero dio varias vueltas a un parque y cuando se canso de la misma vista y de que las personas que ahí se encontraban comenzaban a mirarle con sospecha, decidió seguir caminando para apaciguar su animo un poco mas lejos.

Se reprendía a si mismo por su cobardía, pero ya no hay mucho por hacer. Quizás lo correcto hubiera sido enviarle primero una carta para concertar una cita en algún lugar neutral, sí tal vez eso fuera mas correcto, pero como en otras muchas ocasiones su sentido común se apago de repente para dejarse llevar por un impulso.

Cuando estuvo lo suficientemente cansado, decidió tomarse un descanso. De alguna manera había llegado a otro parque, uno que si conocía y en el que solían llevarlo con frecuencia cuando era niño. Posiblemente su subconsciente lo estaba traicionando para terminar guiándolo a ese sitio.

El pelirrojo se sentó con desgana en una banca de metal, que estaba a pocos metros de los juegos infantiles.

El parque es tal como lo recordaba, por un momento pareció que el tiempo se detuvo y se encontraba con sus hermanos peleando por subir primero a los columpios o que le permitieran bajar por las resbaladillas, sin matarse en el intento.

Con tantos hermanos cualquier actividad o juego se convertida en una batalla de proporciones épicas y el siendo el menor de todos, al menos de los varones, terminada siendo el último en todo.

Con frecuencia se encontraba buscando un poco de paz entre tanto caos, deseando con todas sus fuerzas por una vez en la vida ser el primero en algo, tener algo significativo que no tuviera que compartir o ceder.

Al menos hace 16 años atrás su deseo se concedió al menos por unas horas.

El sol de la tarde aun calentaba su rostro. Se permitió cerrar los ojos un momento para evocar ese viejo recuerdo, uno que había tenido enterrado en los mas profundo de su corazón y en el que no había pensado ni una sola vez desde hacía demasiado tiempo.

En ese entonces estaba por cumplir 7 años. Y por unas horas su mas grande sueño se cumplió. Tuvo algo que no tenía que compartir con sus hermanos, para lo que no tuvo que esperar o desiste de tener.

En su afán de estar solo al menos por un momento, para disfrutar de los juegos, se adelantó a ese parque sin decir nada a nadie. Su familia realizaba las ultimas compras para el festejo de navidad, estaban tan entretenidos que nadie noto que se escabullo de la tienda decidido a llegar a aquel parque.

En un principio le pareció una gran idea. Los primeros minutos disfruto de todos y cada uno de los juegos, sin tener que esperar turno, siendo el primero en tirarse por los toboganes o mecerse en los columpios de colores. Pero conforme el tiempo corría, la soledad no le pareció tan maravillosa como al principio.

Estaba solo, a esas horas había pocos niños y con el transcurso de los minutos las ultimas personas estaban regresando a casa o a punto de hacerlo. Entonces tuvo miedo. Mirando a todos lados no pudo reconocer el camino para regresar a la tienda de donde había escapado, pronto la angustia y el miedo comenzaron a crecer en su interior.

Ya con los ojos aguados por las lágrimas, entro a uno de los toboganes en busca de refugio. Fue entonces que la vio. Una niña rubia, que lucía igual o más a asustada que él, tenía el rostro congestionado por el llanto. Sin duda era mas pequeña, quizás un par de años.

InevitableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora