Harry
Espera sentir algo más que el entumecimiento que desde hace meses inunda su sistema. Suspira largamente antes de poner punto final a los formularios que ahora descansas dispersos sobre la mesa de la cocina.
El silencio es absoluto, lo único que lo alumbro durante el tiempo que tardo en realizar aquella odisea es una gruesa vela a medio consumir. Una vez que comenzó a escribir no se detuvo, ni siquiera para encender la lampara. De alguna manera temía que, de detener sus palabras, ya no podría continuar de nuevo.
Junto los pergaminos desperdigados, metiéndolos de cualquier modo en el sobre antes de enviarlos. Poco le preocupaba el desorden o que su letra fuera poco legible, su mano aun le temblada por el cansancio y la falta de sueño.
Quisiera ser capaz de sentir cualquier cosa: ira, rabia, tristeza o dolor. Lo que fuera para creer que aun hay algo que pueda agitar su interior de alguna manera. Pero no hay nada, absolutamente nada.
Se dejará llevar de la misma manera en que se a dejado llevar toda su vida. Sonríe con un dejo de ironía mientras camina con paso cansado hacia los últimos gabinetes de la cocina. Recuerda que alguien dejo una botella de licor, no tarda mucho en encontrarla y comenzar a beberla.
El primer trago hace que le arda la garganta, no puede evitar hacer una mueca de asco. No esta acostumbrado a beber, pero sabe que en ese momento lo necesita.
No puede dormir, las pesadillas aun lo asechan haciendo que se levante a medianoche presa del pánico. Decide que no quiere intentarlo aún, mejor camina hacia la sala, dejándose caer en el desvencijado sillón de color azul.
Deja que sus pensamientos se pierdan mientras observa las viejas fotos que adornan las paredes.
Es ver a la hermosa joven de cabellos rojos sonreírle para darse cuenta de que al menos está agradecido. Aquella estúpida ley al menos hizo que Ginny se liberara de verse atada a alguien como el.
Sabe que no siempre fue así, sin embargo, en algún punto en el camino se perdió y no logra encontrar un propósito.
La guerra termino y parece que con ella termino también su vida, para dejar paso a un títere sin alma o voluntad. Todos le creen un héroe, todos le hacen reverencia y lo admiran, si tan solo supieran como se siente realmente.
Da un trago largo, aun le escoce la garganta. Se recuesta los suficiente para observar el techo, la botella se mantiene entre sus muslos para no derramar el líquido. Suspira largo recordando a todos aquellos que alguna vez estuvieron en sus vidas y no llegaron a ver el final de la guerra.
Esperan demasiado, de nuevo. La única diferencia es quizás que esta vez no a sido criado como un cerdo que será llevado al matadero, ahora, el será el ejemplo de una ley de mierda que terminará con los sueños de muchos.
Quiso decir que no, que de ninguna manera haría algo como eso. No seria el ejemplo para nadie, mucho menos para que terminen eligiendo un camino que de otra manera no harían. A pesar de todo aun con las dudas burbujeando en su interior, sus ojos verdes se centraron en ella, como siempre. Después de todo, Hermione siempre era la voz de la razón.
Fue la única que no grito o maldijo. La palidez fue evidente en su rostro, aun así, tuvo el temple suficiente para cruzar la habitación y tomar las carpetas que descansaban sobre la madera pulida del escritorio.
Sus ojos se movieron con avidez, bebiendo palabras que estaba seguro de que la estaban hundiendo de alguna manera. Su piel estaba mas blanca que el papel y sus hermosos ojos color miel comenzaron a estar aguados por las lágrimas.

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Inevitable
FanficLa ultima guerra redujo de manera significativa la población mágica, de no tomar medidas en este momento, en una década o dos no habría niños suficientes para darle continuidad al mundo mágico. Problemas extremos requieren soluciones extremas. El mi...