SIX.

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A la mañana siguiente, Jungkook despertó entre dos cuerpos grandes y fornidos

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A la mañana siguiente, Jungkook despertó entre dos cuerpos grandes y fornidos. Confundido por un momento, se sentó de golpe y con el paso de los segundos, pudo ganar consciencia.

Sus hermanos habían decidido hacer una pijamada, así que la sala de descanso de la segunda planta había pasado a ser su habitación por esa noche.

Moviéndose de un lado a otro para salirse de los abrazos de sus hermanos, logró levantarse e ir hacia su celular, verificando la hora. Aún era temprano, así que tenía tiempo suficiente para ir al Instituto.

Pasó la mano por su cabello y rascó sus ojos, intentando quitarse el sueño. Caminó con cansancio hacia el pasillo, rascándose un costado por debajo de la camiseta.

Al adentrarse a su habitación, realizó su rutina matutina con incluso más ánimos de lo usual. Luego de una ducha, se encontraba vistiendo cuando Taehyung entró en su cuarto como si nada, arrojándose a su cama con pereza.

Jungkook solo lo observó con una ceja alzada y siguió abotonando su camiseta, que luego fajó en su pantalón. Unos minutos después, estaba completamente arreglado para ir a clases y, con algo de timidez por la mirada fija de su hermano en él, se colocó un bálsamo labial que le coloreaba de un leve tono rosa.

—Has crecido mucho, Koo —mencionó entonces Taehyung. Una sonrisa llena de orgullo y melancolía pintada en su rostro. Ver a aquel bebé regordete y adorable convertirse en ese joven apuesto le estrujaba el corazón en tristeza y felicidad por igual.

El menor simplemente rió y viéndose en su espejo de cuerpo completo, bromeó: —Sigo midiendo uno sesenta y ocho, hyung.

La carcajada del mayor no se hizo esperar mientras se ponía en pie. Se acercó a su hermano y le ayudó con la corbata (que solía hacer Seokjin, ya que el menor no era para nada bueno en eso) con una sonrisa imborrable en su rostro.

—Has madurado, a eso me refiero —le acarició el cabello con delicadeza para no desordenarlo y besó su frente, dejando sus labios ahí varios segundos—. Perdón por lo malos hermanos que hemos sido —murmuró contra su piel, abrazándolo después contra su pecho.

Jungkook sintió lágrimas queriendo huir de sus ojos, pero se contuvo y simplemente lo abrazó con el mismo amor que él recibía.

—No han sido malos hermanos —aseguró, acunando el rostro ahora lleno de lágrimas de su hermano—. Crecer y madurar no los hace malos. Jin-hyung me ha enseñado que todos crecen y se van. Ustedes lo hicieron. Si Seokjin-hyung y Hoseok-hyung se quedaron, fue porque así quisieron. Pero no los hace mejores hermanos que tú o los otros.

Taehyung, encantado con la calidez de su hermano, cerró los ojos y asintió. Las palabras de Jungkook le ayudaron a liberar un poco de ese gran sentimiento de culpa que tenía desde que había decidido dejar el hogar que los vio crecer a todos. Dejar a sus hermanos y, sobre todo, a su pequeño Jungkookie.

El pequeño Jungkook ; yoonkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora