DIX-NEUF.

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—No entiendo —se quejó Yoongi, casi queriendo arrancarse los cabellos

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—No entiendo —se quejó Yoongi, casi queriendo arrancarse los cabellos. Llevaban unas dos horas estudiando y habían llegado finalmente a su peor pesadilla: física.

Habían empezado con Biología, lo más sencillo para el mayor de la pareja. Seokjin se había quedado junto a ambos, aportando de vez en cuando (aunque sólo sabía de que plantas salían los mejores condimentos o cuáles partes de un animal daba los mejores cortes).

De todas formas, los tres se divirtieron bastante y fue un estudio exitoso. Luego, Jungkook anunció que estudiarían física y eso trajo un quejido de parte de Yoongi, por lo que Seokjin lo tomó como una pauta para retirarse.

Seokjin, quien ahora se hallaba ya cocinando la cena, solo se rió de la actitud del adolescente. La pareja de jóvenes estaba acomodada en la mesa de centro, sentados cómodamente en el piso y con libros, cuadernos y notas regados a su alrededor.

El adulto había notado que, si bien Min Yoongi no resultaba ser el mejor estudiante de todos, siempre se esforzaba para que Jungkook se sintiera orgulloso de él. El mayor del dúo solía tomar notas de todo lo que el menor decía y pegarlo en su cuaderno y libro para no olvidarlo.

—Hyung, te lo he dicho muchas veces. ¡Solo sigue las fórmulas! —el tono de Jungkook no escondía su burla hacia su novio, apuntando al post-it que él mismo había hecho con las benditas fórmulas que no sabía aplicar—. Ya lo tienes todo, mira —comenzó una vez más a explicarle el ejercicio.

Para Seokjin era una sorpresa que, aun viéndose tan distraído para esa clase de cosas, parecía tener su atención enteramente enfocada en Jungkook. Eso no le quitaba lo lento que era para algunas cosas, por supuesto.

Tuvieron que pasar unas cinco explicaciones más para que fuese capaz de seguir practicando por su cuenta, pero al final había funcionado.

El silencio reinó por un instante. Solo era el bullicio de la cocina y los breves tarareos de Jungkook los que retumbaban en el hogar.

Es entonces que la puerta se abre, llamando la atención de los tres presentes.

—Estoy en casa —anunció Namjoon, dejando su abrigo en el perchero y sus llaves en el recibidor. Yoongi casi se desmaya en el momento en que el hombre imponente se dejó ver a la entrada de la sala de estar.

Al contrario, la sonrisa de Jungkook creció muchísimo más al ver a su hermano, a quien corrió a abrazar.

—Bienvenido, hyung —saludó y se dejó revolver el cabello por el adulto.

La garganta de Min se secó por un instante y sintió sus manos sudorosas, por lo que la mejor opción fue simplemente ponerse de pie y desde la distancia hacer una reverencia.

—Buenas noches. Perdone la intromisión.

Los ojos del adulto finalmente repararon en su presencia, enviando una mirada tan intensa que lo hizo temblar.

El pequeño Jungkook ; yoonkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora