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Luego de haber terminado el desayuno que transcurrió con algunas miradas desaprobatorias de los hermanos hacia Yoongi, quien estaba en silencio al lado de Jungkook, finalmente comenzaron a prepararse para la visita que harían ese día.
Jungkook había conseguido sentirse un poco mejor luego de llorar varios minutos más, así que ahora estaba acurrucado al lado de Yoongi en el sofá, esperando a que todos estuvieran listos para partir.
Ya que les esperaba un camino bastante prolongado y usualmente pasaban su día entero en el cementerio, hasta bien llegada la tarde, Seokjin estaba preparando varias canastas de picnic con diferentes bocadillos y bebidas.
Los demás ayudaban a subir pequeñas cosas al auto: las sombrillas y mantas, botellas con agua, abrigos por si llegaba una tarde fría y varios arreglos de flores que habían recogido a primera hora del día.
Seokjin, luego de tener todo listo y dejar que sus hermanos se encargaran de colocar las canastas en los autos, caminó hacia la sala de estar donde todos estaban acomodados.
—Bien, ya está todo listo y estamos a buena hora. Así que hagamos esto con prisa y sin peleas —pidió, luego de observar su reloj de muñeca. Sus hermanos asintieron, sabiendo a lo que se refería—. Este año conduciremos Hoseok, Jackson, Chanyeol y yo. ¿Cómo nos acomodamos?
Jungkook se apresuró a hablar, antes de que alguien más lo hiciera.
—Yoongi y yo iremos contigo, Jin-hyung —el mayor sonrió y asintió. Fue Taemin el otro elegido para montar con el mayor de los Kim y la joven pareja.
Los demás se agruparon a como diera lugar y finalmente salieron de casa para montar en los autos.
Los más jóvenes subieron en los asientos traseros, con las manos tomadas y una suave sonrisa en los rostros de ambos.
—¿Estás nervioso, Kookie? —preguntó Yoongi, tomando la mano del menor y llevándola a sus labios para depositar un beso suave en esta. El menor se sonrojó, más aún cuando notó que Taemin había visto tal acto íntimo.
—Un poco. Siempre me siento mal cuando voy a ver a mamá... Es por mi culpa que se fue —susurra con la mirada baja, sintiendo el apretón en su mano por parte de Yoongi.
—No sé lo que salió mal, cariño —comenzó Yoongi. Era así, no sabía nada de la historia del nacimiento de Jungkook—, pero estoy seguro de que no fue tu culpa. Ninguna madre quiere culpar a su hijo de eso, bebé —murmuró cerca de su mejilla, besando luego con delicadeza la zona.
Sonaría algo que rozaba lo ridículo, pero esas palabras tan sencillas le hicieron sentir mucho mejor. No era el "no fue tu culpa" que siempre escuchaba, fue el "ninguna madre quiere culpar a su hijo de eso" lo que le conmovió.