Después de dos meses.
En un cálido y tranquilo atardecer, el padre caminaba de regreso a casa después de su día de trabajo. Esta vez prefirió no llevar su auto ya que disfrutaba caminar descalzo por la playa durante las épocas de verano. De alguna manera, le hacía recordar sus encantadores momentos en que solía jugar con Sayuri de niña haciendo castillos de arena.
Al llegar a su casa, ya noche, encuentra a su mujer meciendose lentamente sobre su silla mientras escribía muy atenta con su vieja libreta. El hombre suspira al mirarla con una triste sonrisa, verla de esa manera le hace entender que ni él ni ella han logrado superar la ida de su única hija. Aún no se iba la sensación de que faltaba algo en la casa, ahora que no había nadie que dejara vacío el plato de galletas, nadie que ocasionara un desastre de confeti en la sala, ni nadie que provocara un gran caos con su música en máximo volumen a altas horas de la noche. Aún dolía el hecho de que realmente ya era hora de adaptarse a su nueva forma de vida.
—¿Qué haces, amor?
—Escribiendo otra carta para nuestra hija —responde amablemente mientras cubría su cabello rebelde a sus lados de su cara.
Esto provoca estremecer los pulmones al hombre, dónde a si vez siente generarse un gran nudo en la garganta. La triste mujer eleva su rostros hacia él y se percata el hombre su cansada mirada sin esa esencia de alegría que siempre se mantenía por tener a su familia completa.
Al verla tensar sus labios y recorrer un par de lágrimas por su pálidas mejillas, el inmediato el hombre suelta sus zapatos y corre a abrazarla con suma fuerza con el fin de consolarla. Le dolía tanto verla tan devastada.
—La extraño —confiesa su esposa en un hilo de voz mientras le corresponde su abrazo. Ella aún estaba en proceso de aceptación-, ¿Quién se imaginaría que llegaría el día en que ella sería capaz de cuidarnos a ambos desde el cielo? No se supone que como padres nos toca ese papel.
¿Quién pensaría que este sería el tipo de final para esta historia? Claro, en este mundo es impredecible, cruel pero sobre todo lleno de sorpresas, sean buenas o malas.
—Amor, sabíamos que llegaría aquel día, nos guste o no —responde el padre.
—Si, pero no tan pronto —solloza su mujer—. Estuvimos echando tantas ganas para que nuestra niña tuviera una buena vida pero mírala ahora, ella ya no está con nosostros y eso duele tanto.
Dulcemente el hombre se aparta un poco de ella y acomoda un mechón de su largo cabello atrás de su oreja, mientras la mira fijamente logrando transmitir su seguridad y paz con su cansada mirada.
—En donde sea que esté ahora, ya sea cercas de nuestros corazónes o lejos, siempre estara grabado dentro de nuestras almas y mentes por más horrible que nos pareció su decisión final, pero para ella fué la más aceptable. Sayuri siempre le gustó cuidar a los demás y ahora, como guerrera, por fin logró su sueño más grande: el de ser libre a toda costa. Es momento de dejarla libre como un bello ave extendiendo sus alas listos para volar alto.
La madre sonríe y asiente ante sus palabras.
Estaba en lo cierto, no es bueno aferrarse. Así que cerró su libreta, pero no porque decidió olvidarla sino porque prefirió tener el valor de comenzar a soltar algo para que sucedan las cosas tal como lo tuvo planeado el mismo tiempo desde el principio.
Nadie se salva de lo que nos prepara la vida. El desenlace del niño en esta historia siempre estuvo en el incendio, y el destino de la niña siempre fue terminar entre las nubes... y así sucedió.
¿Quién diría que Sayuri lograría ser una pilota militar?
Fin,
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UN ÁNGEL ENAMORADA DE UN CIEGO ©
Romance¿Acaso él pudo enamorarse de mi sin la necesidad del amor a primera vista? NO COPIAR NI ADAPTAR, RESPETA LAS HISTORIAS DE LOS DEMÁS. TAMPOCO TE INSPIRES EN ELLA, SEPA TENER TU PROPIA IMAGINACIÓN.