Lirios 2

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Una vez conocí a un Tanat, este llevaba de la mano a dos niños, pero de los dos solo uno tenía los ojos heredados de los Tanat; entonces lo supe, el segundo niño no era un Tanat, aún así este Omega lo trataba de la misma manera que al otro niño, a los dos los abrazaba fuerte contra su pecho, les daba de comer lo mismo, les cantaba antes de dormir y a ambos los llenaba de su aroma.

Platicando con el confirme, que solo el niño de ojos rojos había nacido de su vientre, sin embargo el estuvo presente en el momento justo cuando el otro nació e incluso vio morir a su madre segundos después; Su Omega interno aullaba al ver un cachorro indefenso y sin pensarlo dos veces le adoptó, sabiendo que el había dado a luz apenas y una semana antes del niño.

Ambos eran sus hijos, de crianza, de corazón, ambos eran quienes llevarían con orgullo el nombre Tanat a la cima de la gloria, pero solo uno de ellos continuaría la línea de sangre.

Bromeando le pregunté "¿crees que haya un gen más fuerte que el de los Tanat? O ¿Por qué siempre quieren gente pura como parejas?"

Sin embargo su respuesta me dejó frío, un Tanat elegía a sangre puras como pareja, no por gusto pero necesidad, era una maldición impuesta en ellos.

Un Tanat que se case con un ser indigno, no podría traer a ningún cachorro al mundo, pues todos morirán en el camino de llegada*.

Datos recuperados de un diario ruso.
Año desconocido.
Autor: Igor .///.

Katsuki empezó a rascar levemente su cuello*, venía de pelear con su madre en la casa, una estúpida pelea empezaba solo por qué llegó oliendo más dulce de lo normal, por qué en sus ojos había diversión y no cruel vacío.

De verdad que ya estaba harto, su Omega tenía meses sin actuar normal, moviéndose, presentándose, actuando e incluso ronroneando cuando nadie lo escucha. Su Omega actuaba como si estuviera tratando de llamar la atención de alguien, ¿Quién demonios podía ser ese bastardo?

Caminaba por las calles sin nada que hacer, nada que pensar más que en cuanto detestaba su casa y a su madre; la mano en su nuca se mantuvo un buen rato, su lobo aullando, tratando de llamar a alguien, alguien que no llegaría, caminaba sin rumbo hasta que miró una cafetería, el era de poco ir, pero ese día quería tener algo que hacer.

Checo rápido sus bolsillos para ver si traía dinero, una vez confirmado se metió para descansar. Una orden de café y un pastel de queso después, pudo sentarse a gusto en la barra a esperar su orden.

La campana del lugar sonó anunciando la llegada de alguien más.

- ¡Buenas tardes! ¿en qué podemos ayudarle?- Llamo alegre la barista.

- Quiero un Expresso, junto a un pastel de queso con fresas- La mujer ordeno sin terminar de sacar las gafas de sus ojos, sentándose cómodamente en el asiento a un lado de Katsuki- Después de eso quisiera probar la especialidad del día ¿Si? Eso es todo querida.

La muchacha asintió rápido y se fue a hacer la orden de la señora; Bakugou la miró de reojo, una mujer de alta sociedad por la manera en que vestía y hablaba, dinero viejo, está mujer nació rica y posiblemente sus padres e hijos también, largo cabello plateado y porte elegante, el aroma la delató.

- Pequeño Omega me vas a perforar si me miras tanto- La mujer no lo había visto aun pero tenía muy bien desarollo en la sensación de quién la miraba, aparte el aroma también lo delataba a el- Algunas omegas no son tan amables como yo y se mostrarán groseras en cuanto más las mires.

El Omega.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora