El Omega.

Entrenamiento Pt.2

Todoroki nunca había tenido problemas con su alfa interno, siempre había estado de acuerdo con el en todas y cada una de sus decisiones. Su alfa interno no era tan diferente a el, era tranquilo y callado la mayoría del tiempo, solo en pocas ocasiones hablaba y era para quejarse por algo o para mostrar su enojo hacia su padre.

Cuando conoció a Bakugou fue la primera vez en la que su alfa hablo tanto y de distintas cosas a la vez, al mismo tiempo que empezó la pequeña diferencia de opiniones entre ambos.

Ten cuidado con lo que dices.

Le susurro la primera vez que lo vio, le hizo caso por qué siempre lo había hecho, pero no va a negar que le llamo la atención ese detalle. Conforme pasaban los días y convivía más con el, pensó que su alfa interno se lo dijo (más bien advierto) por el tipo de “alfa” que el rubio era.

Gritando e insultando todo el tiempo, rodeado en su mayoría de alfas que lo seguían sin dudar ni un segundo y cumplían sus caprichos y ordenes, Shouto siempre creyó que esté rubio era un Alfa puro o descendiente de uno. El lo sabía, al ser el hijo de Endeavor un Alfa puro, tendía a tener la autoridad sobre los demás alfas, llegando incluso a ser admirado por estos alfas de bajo nivel, por lo tanto no era extraño en su mente que el rubio fuera un Alfa de la alta categoría .

Pero entonces el torneo deportivo llegó y el momento en el cual tuvo que pelear con Bakugou llegó también, no va a negar que estuvo tentado a ceder y enfrentarse con todo hacia el rubio (fuego o hielo, no importaba que) por el simple hecho de que su orgullo era lastimado con las palabras de el rubio, pero en el momento justo en el que iba a atacarlo con toda su fuerza algo lo detuvo.

¡No lo lastimes!

G

ritó su alfa haciendo que de manera inconciente y consciente detuviera su ataque de ser muy agresivo hacia el cenizo, logrando que el mencionado se enojara y lo tratara de atacar con más fuerza que nunca. Shouto no entendía por qué, pero al final termino cediendo la victoria al rubio.

Su alfa se acostó contento cuando cedió la victoria, un Alfa  estaba contento por perder.

Es cierto que eso le sorprendió, pero en su momento lo hizo sin queja alguna. A partir de ahí empezó a cuestionar y poner atención a cada uno de los movimientos del rubio, estando consciente o no de ello.

Saber cuándo el rubio estaba incomodo y cuando no empezó a ser costumbre en el, llegando incluso a pensar que a lo mejor era que quería marcar territorio o era mas que nada las ganas de subyugarse ante un Alfa más dominante que el ( algo que sería obvio si el rubio era un Alfa puro*).

Pero entonces el rubio regreso de las vacaciones de invierno con un hermoso aroma a caramelo y por primera vez en años Shouto deseo ser  un Omega para ser marcado en esa aroma tan dulce. A el siempre le habían gustado los dulces, en especial aquellos que te hacían querer más y más mientras más tiempo los comías.

No lo entendía muy bien, el por qué ese repentino deseo, sin embargo como todas las cosas que eran extrañas para el, decidió ignorarlo y seguir sus cosas como normalmente hacia.

— Todoroki vamos a entrenar— Le sonrió Midoriya, un Alfa que era todo lo contrario al mundo que Todoroki conocía.

— Voy — Despegó por fin la mirada de ese rubio quien estaba rodeado de esos alfas quienes eran parte de su manada, una parte de el deseaba acercarse a ese grupo y ser así de cercano con el rubio.