Capítulo 9

2K 115 323
                                    

Thomas.

Mamá estaba haciendo lo que siempre hacía, odiaba las agujas, por alguna razón las odiaba, luego de cortar la llamada con la aburrida de Adriana siguió sacando más sangre.

—Mamá voy a desangrarme.

Se carcajeó.

—No, no seas exagerado solo son diez mililitros.

—¿Diez litros?—suspiré echando la cabeza hacia atrás.

—Dije. Diez mililitros.

—Mientes, pero ¿ya terminaste?

—Sí, iré a dejar al laboratorio los análisis, estarán dentro de unos días, puedes ir a la máquina expendedora o dar una vuelta, sí quieres, claro.

Asentí, es agotador. Digo, he estado agotado estos últimos días, no he ido a la universidad todo lo he mandado por línea, gracias a Oliver por eso. Me siento extremadamente cansado, no me da hambre, a veces sí. Las pesadillas están aumentando a niveles que no controlo.

Mi enojo está saliendo, sin que yo pueda controlarlo, por esas y más razones quiero estar alejado de Adriana, siento que ambos estamos muy sensibles y si decimos por error cosas que no queremos nos armaremos problemas muy grandes cosas que no quiero, o simplemente ahora me moleste que no nos hablemos, o estemos peleados.

Ella y yo somos tan unidos, que podemos pelearnos por semanas, meses incluso. Podemos odiarnos, pero jamás dejaría que le pongan una mano encima, doy mi vida por ella si es necesario, para hacerla feliz. Acepto cosas de ella que no me agradan, pero le sacan una sonrisa. Me hace feliz verla sonreír.

Por ejemplo: Lucas, lo conozco hace años, pero no me cae en ese aspecto de "noviazgo". No hay una razón exacta, solo sé que no me cae, y nunca lo hará. Hay algo que no me termina de cuadrar en esa "relación".

Otra persona que no me cae es Leila, puedo saludarla y esas cosas, pero tiene una oscuridad tras ella que simplemente no. Evitó cruzármela en todos los lugares a donde estamos. Antes de que Adriana se fuera al extranjero ella me caía muy bien, demasiado, incluso llegué a tener un crush con ella, pero con el tiempo todo de ella fue cambiando, cuando Adriana llegó. Ya nada era igual, lo prefería así.

Estaba quedándome dormido en la silla del consultorio de mamá cuando el teléfono que estaba en mi regazo vibró. Bostecé tomándolo abriendo un mensaje de un número y la foto de una chica, una foto íntima. Fui a mi galería y borré esa foto. Siento que eso es irrespetar su privacidad, porque no me la envió a mí y la estoy viendo sin su permiso.

Busqué un sticker y se lo envié al número que me había mandado esa foto.

Thomas: Buenos días, métanselo por donde más les quepa.

Thomas: Exacto, por el culo.

No les voy a mentir si he pedido pack, pero jamás he divulgado ese tipo de fotos, no va conmigo. No es una vergüenza para la chica, es una vergüenza para mí. Por ser un poco hombre. Sería mi culpa en todo caso de que eso me pasara. ¿Por qué? Yo la pedí, y yo la divulgué.

Siempre voy a respetar eso de las chicas, el no. No quiero. No sé. Tal vez. Para mí tiene que ser un , si no es un no haremos nada, porque quizás no esté lista, o quizás no quiere y no quiere decírmelo.

Le escribí a un compañero de clase para averiguar quién fue el inepto que decidió hacer tremenda pendejada.

Marco: En eso ando, mi hermano me lo pidió hace algunos minutos, cuando sepa quién carajo fue te escribo.

Mi oscuro secreto ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora