Capítulo 28

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Adriana.

Me quedo totalmente estática al escuchar sus palabras, no. No es posible.

—Sí, eso—dice Oliver.

Le cuelgo a Oliver y me coloco al lado de Daren que mira con odio al chico sentado en el sillón. Va vestido de un traje muy formal de color café. Lleva guantes del mismo color.

—¿Qué quieres? —le pregunta Daren.

—A ella—le responde, señalándome.

—Entonces antes muerto.

El chico ríe como si de un chiste se tratará. Volteo a verlo y en su mano enfoco una cicatriz, volteo a verlo de inmediato. Tiene una mano postiza, entonces eso quiere decir que todo lo recibe con la derecha, porque con la zurda no puede. Mis ojos escanean cosas con las que pueda golpearnos a su derecha, pero no hay más que jarrones y retratos.

—¿Cómo ha estado tu hermano? —pregunto.

—¿Cómo está tu mejor amigo? —pregunta, sonriente—. Ah, cierto está muerto.

Un dolor me oprime el pecho, pero no se lo demuestro en cambio le sonrío.

—Sí, pobre. ¿Ya has elegido el ataúd de tu hermano? —le pregunto, tomo asiento frente a él. Daren se posa tras mi espalda.

—Créeme la que necesitará un ataúd serás tú.

Cruzo una pierna y me recuesto en el sillón.

—No hay problema, ya tengo todo listo. Pero una cosa te diré: no me voy de aquí sin saber que tu hermano estará acompañando al otro en el infierno.

Su sonrisa se borra de golpe y es lo que necesita para meter su mano en la chaqueta y sacar una navaja de ella, la tira inmediatamente hacia mí, logro apartarme antes de que la navaja pase por mi pierna, tomo el jarrón y se lo tiro en la cabeza, lo esquiva y se quiebra en su hombro. Daren aprovecha a golpearlo mientras yo intento derribarlo. Es muy bueno en las peleas porque nos derriba dos veces.

—Venía por las buenas, Adriana, pero veo que te encanta hacerlo por las malas.

Me pongo de pie. Gracias papá por las clases de boxeo.

—¿Entonces dónde queda la diversión?

Me acerco a él dejando varias patadas y golpes en sus piernas, brazos y pecho. Daren pelea a su manera, el chico sabe pelear y mierda sí que es muy bueno. Me acerco a él para dejar ir una patada en su rostro, pero su mano se enreda en mi pierna haciéndome descender. Con mi pierna envuelvo su mano y luego su cuello, dejándolo atrapado. Muerde mi pierna, pero no lo suelto y lo golpeo con mis puños, Daren se encarga de golpear su estómago haciéndolo quejarse.

—Eres difícil de atrapar, preciosa—esa palabra me lleva a recuerdos que no quiero, lo que hace que se suelte más rápido de mi pierna, golpea a Daren en el proceso lanzándolo por la mesa de vidrio. Tomo el retrato que está a mi lado. Me pongo de pie rápidamente y se lo lanzo en la cara haciendo que se rompa en pedazos, incluso ellos se incrustan en su piel.

—Vamos, Daren, levántate—lo ayudo a ponerse de pie, se limpia el labio inferior. Está sudado, enojado y, Dios, se ve tan perfecto así.

—La mano, sin su mano no puede hacer mucho. Tú te encargas de quitársela, ¿bien? Lo demás déjamelo a mí.

Asiento, poniéndome de pie. El gemelo se encuentra arreglando su mano. Me mira con ira y yo sonrío instándolo a venir.

—Vamos, ¿tan débil eres? ¿Tu hermano no te enseñó a combatir?

Mi oscuro secreto ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora