Adriana.
Han pasado algunos días desde el cumpleaños de Daren y, por alguna razón, todo ha estado demasiado tranquilo y eso no me gusta. No he vuelto a recibir mensajes del desconocido, tampoco cartas o flores manchadas de sangre. Por una parte, me alegra, pero por otra me preocupa y eso indica que ya estoy llegando a la recta final y tengo miedo, un poco sí, pero estoy consciente de muchas cosas.
Daren y yo hemos estado muy bien, de hecho, hemos dormido juntos en su casa la mayoría de estos días, hablamos de muchas cosas e incluso de nuestras primeras cicatrices, nuestros primeros golpes y peleas. Y es excelente tener esa conexión con alguien, conectarse con alguien físicamente, psicológicamente es una de las cosas más excitantes de la vida, porque sabes que miras más allá de su físico, miras su interior, su alma. No solamente te enamoras de su físico, sino que también te enamoras de su interior, de su alma, de sus golpes, de sus batallas y eso, eso es lo mejor que puede pasarte.
Termino de cambiarme y bajo a la cocina, mamá está sentada hablando por teléfono y se encuentra más preocupada de lo normal. Tomo un poco de jugo y me acerco a ella.
—Buenas tardes, ¿pasa algo?
—Buenas tardes, mi niña. Sí, tu abuelo está muy enfermo y creo que...
—¿Qué?
—Amor, él va a morir pronto. Sé que te va a doler, es mi padre, pero no puedo verlo y saber que está sufriendo de esa manera.
Me siento en la silla de golpe, siento que todo me da vuelta. Volteo a verla y veo que se limpia las lágrimas con el dorso de la mano. Y es tan doloroso ver a tu madre llorar, siento mis ojos picar ante la noticia.
—Voy a hablarle a Thomas—mascullo, poniéndome de pie.
—Adriana...
—Él necesita saberlo, mamá, iremos en cuanto termine la llamada, avísale a papá. —Salgo de la cocina y corro hacia mi habitación, me limpio las salvajes lágrimas que han decidido deslizarse por mis mejillas, tomo la laptop y le marco a mi hermano.
Responde luego de unos segundos, se mira mejor. Un poco más sonriente, sus ojeras no tan notables, siempre sigue conservando los ojos apagados, le está costando la vida, pero lo está logrando. No puedo ni hablar porque más lágrimas se deslizan por mis mejillas, siento mi corazón arder y no quiero sentir esta quemazón que se ha comenzado a crear en mi interior.
—¿Adriana? ¿Qué sucede?
Pongo la laptop en la cama en un intento de controlarme, paso mis manos por mis ojos retirando las lágrimas, respiro hondo y volteo a verlo. No sé cómo decirle que mi abuelo va a morir en estos días, no quiero que sufra más de lo que ya lo hace.
—Es que... —comienzo a decir, pero aprieto mis lágrimas cuando siento como el llanto se atora en mi garganta.
—¿Qué pasó? ¿Estás bien? Cuéntame, no te quedes callada. Me estas preocupando—musita y toma asiento en su escritorio. Respiro hondo, necesito decirle.
—El abuelo está muy enfermo, mamá dice que va a morir pronto.
Su rostro se hunde en tristeza y veo sus ojos aguarse de lágrimas, niega varias veces, pero al ver que yo asiento. Él sabe que es cierto, una gruesa se derrama por su mejilla, no hace nada por limpiarla y siento que se va a romper, pero no lo hace.
—Tomaré el vuelo más rápido, estaré allá. Lo prometo.
—Thomas no es necesario que vengas.
—Voy a ir. Necesito despedirme de mi abuelo, ¿bien? Voy a ir y punto.
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Mi oscuro secreto ✔️
Misterio / SuspensoAdriana, una chica un tanto misteriosa. Desapariciones. Acciones inesperadas. Venganzas. Traición. Secretos del pasado que viene persiguiéndolos. Y no se irán hasta que los destruya a ellos, o ellos la destruyan a ella. ⚠️Advertencia⚠️: Contiene...