XIII

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Narra Naomi

Era la mañana siguiente a la fiesta y yo me encontraba durmiendo en la cama de Mikey con las tapas hasta el cuello, estaba demasiado cansada por haber bailado tanto anoche y la cabeza aún me daba vueltas.

Estiré mis brazos quejándome un poco y me apoye sobre mis codos para mirar a Mikey que dormía sobre el sillón tapado con la mantita de bebé que encontré antes, el había decidido dormir ahí para que yo estuviera cómoda en su cama, ya que era muy pequeña para los dos y el tendía a moverse mucho, o algo así dijo anoche antes de dormir.

Me levanté de la cama y me arrodillé frente a él para mirar su rostro, mire también sus labios entreabiertos y como su dedo pulgar rozaba el inferior de ellos con ternura.

El líder de la Tokyo Manji Kai ahora era mi novio.

No había dimensionado esas palabras hasta hoy en la mañana cuando desperté, y cuanto más lo pensaba, más parecía una situación digna de una utopía. Pero ahora al mirar sus facciones y al sentir su respiración cerca, deseaba hacerme parte de esa bella utopía y de ese mundo que algún día vi tan lejano.

Mikey abrió los ojos lentamente y esta vez no aparte la vista como la última vez, solo le sonreí y el me devolvió una sonrisa somnolienta.

—¿Sigue dando vueltas? —pregunto poniendo su mano en mi frente.
—Un poco.

Se sentó en el sillón cruzando sus piernas, aún con la mantita puesta en su espalda, tomó mi cara con ambas manos y plantó un beso en mi cabeza.

—¿Que fue eso? —reí tocando con mis dedos donde me había besado.
—Es un secreto para curar el dolor, mi hermano mayor me lo enseñó.
—¿Ah si? —me senté a su lado y crucé mis piernas justo como el.
—Si, besas donde duele y ya se va —explicó.

Estuvimos un rato más hablando en el sillón y luego me pidió que peinara su cabello, me señaló el cepillo que estaba sobre la mesa y lo tome para ponerme detrás de el.

—¿No sabes peinarte?
—No —respondió el —Kenchin me lo peina cada mañana, y cuando no viene debo ir con el cabello suelto todo el día, lo que es molesto porque no puedo ver nada.
—No es tan difícil, presta atención —comencé a cepillar su cabello dividiendo en pequeñas secciones, de puntas a raíz —De esta forma no te dolerá  si está enredado.

Luego cepille la parte de enfrente trayendo un mechón de pelo hacia atrás para amarrarlo en la típica coleta que siempre traía.

—Esta es la parte importante.
—Si si, presto atención.
—Pasas el mechón de cabello por el agujero de la liga y le das varias vueltas —dije mientras hacía las acciones con mis manos —¡Y listo!
—¡Genial! —tocó el peinado con sus manos y volteó a verme —¡Eres casi tan buena como Kenchin!
—¡¿Eh?! —me crucé de brazos y aparté la vista con orgullo —No volveré a ayudarte.
—Si lo harás, eres mi novia.

Cuando dijo eso no pude evitar sonrojarme, lo decía con tanta naturalidad y seguridad a pesar de que solo lleváramos unas horas juntos, lo que me parecía muy atractivo.

—Vamos a la sala, probablemente los demás siguen dormidos —se levantó del sillón y tomó mi mano para salir de la habitación.

Yo aún seguía pegada con la palabra "Mi novia" mientras el me guiaba por los pasillos, unos segundos después sacudí mi cabeza levemente para volver a poner atención al presente y vi en la sala a Chifuyu y Baji durmiendo en el sillón como la vez que fui a su casa, Mikey soltó mi mano y caminó en silencio hacia donde estaban.

Madrugada de otoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora