Como yo.

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- Supongo que eres como yo. - Dijo el guerrero de los lobos al momento de estar frente a frente por primera vez a su compañero; Thor. Acababan de ser reunidos por Hilda de Polaris, ya que serian los próximos God Warrior para avisarles de ese hecho, para que se preparen y luchen por sus tierras, mas aun no les ha dicho donde sus Armaduras resucitaran.

- No entiendo a que te refieres. - Fue lo que le dijo, los caninos de este se arremolinaban a su lado, mas no querían atacarlo. - ¿Son agresivos?

- No, son una familia cariñosa. - Le respondió, eso le dejo pensando un poco, no estaban del todo enterados de la viva de los otros entre ellos mismo, por la ropa, Thor pensada que como él, ósea que no eran de familias de alto poder o guerreros.

En sí, se podía decir que ambos eran de cierta forma parecidos, pero a la vez diferentes, Thor vivió siempre como un hombre humilde, sobreviviendo solo y siendo dotado en el proceso de gran fuerza, mientras Fenril al contrario se quedo sin nada, solo con lodos.

En ese sentido estuvieron separado de lo que sus demás compañeros tuvieron, pero eso no los hacía parecidos como el llego a insinuar, o al menos como le pudo entender al estar en concreto seguro de a qué se refería.

- Umm. ¿Quieres tomar algo? Ya terminamos con lo que la Señortia Hilda nos pidió. - Propuso, cosa que el contrario acepto, no sabía cómo seguir su conversación con el hombre criado por lodos, pensó en mejor en un eso, fue bueno y malo. La resistencia de este al licor no era la mejor, pero se podía decir que solo ese encuentro los hizo bastantes cercanos.

Podía decir al menos que Fenrir era como un lodo, un cariñoso canino leal y fuerte, como guerreros sus misiones o trabajos les dejada tiempo juntos, a la final eran los encargados de cuidar a Hilda hasta que sus God Rod despierten en caso de llegar a una pelea donde se tienden a ver involucrados.

En ese momento, el Guerrero de barda y músculos estaba acostado en su caballa que el mismo busco construir, los grandes lodos de Fenrir estaban acosados encima de él, acariciándolo como si fuera una manta, y a un lado el dueño de estos, dormido plácidamente en uno de sus brazos, llegando incluso a roncar.

Su rostro estada casi inexpresivo, ante su nuevo amigo, en si esto podía ser algo nuevo luego de ser vivir solo siempre, de cierta forma esto le genera curiosidad de saber en qué punto este hombre empezó a vivir con lodos, grandes depredadores que llegaban a comer gente, en este domesticados y siendo totalmente tranquilos, hasta quedar dormido el también.

Pero bueno, mejor darle tiempo al tiempo luego lo descubriría. 

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