𝐬𝐞𝐚 ; cs

𝘅𝗶𝘃. 𝗻𝗼𝗰𝗵𝗲

la noche cayó de forma inevitable y fugaz, acompañada de suaves gotas de lluvia y una tenue brisa que provocaba un vaivén en los cabellos almendra del joven tritón. aún postrado bajo la gran sombrilla, contemplaba como el cambio climático se hacía cargo de apasiguar la temperatura.

su mirada permanecía anclada en el océano, sintiendo una gran pesadumbre sin saber con exactitud por qué, mientras acariciaba las hebras índigo de un somnoliento siren en su regazo.

la tarde se les hizo tan corta que no recordaba en qué momento el joven amante de los animales cayó rendido a su lado. quizás fue luego de haberle advertido por septima vez que se mantuviera quieto y tranquilo para que sus heridas no empeoraran ya que esas curitas no soportarían mucho, evidentemente. o quizás después de haber estado por más de una hora hablando sobre ─sino mal recordaba su nombre─ rock.

sabía lo que era la música, la sinfonía de los corales en la profundidad del mar era una de las pocas entidades que lo acompañaba siempre en su soledad. uno de sus mejores recuerdos desde su niñez, no obstante, no era consiente de la gran diversidad de melodías que podían llegar a existir, cosa que, al segundo de tocar el tema en presencia de siren, pudo notar como una pequeña emoción surgía en él, muy a pesar de que este quiso ocultarlo.

con el paso de los días kappa había almacenado toda la información que recibía meticulosamente, agradeciendo la buena memoria que poseía, teniendo cierta preferencia por las cosas que parecían gustarles a siren, cosas sobre su vida y experiencias de su rutina diaria.

una vez le mencionó algo sobre "tecnología", cosa que aún no entendía muy bien pese a que recordaba cada palabra de su breve explicación, palabras demasiado elevadas para su entendimiento, pero su curiosidad hacia aquello era inmensa ya que era una de las contadas ocasiones en las que siren lucía totalmente encantado hablando de algo en específico. quería saber más, quería preguntar, pero ese día habían hablado de tantas cosas que se le olvidó sacar a flote el punto en cuestión.

─lamento si hablo mucho sobre esto, sé que no lo entiendes del todo y en realidad es un tema naturalmente difícil de comprender, pero luego trataré de explicártelo mejor.

─descuida ─despreocupó de inmediato kappa, divertido por lo apena que estaba el ojiazul─, es cierto que no entiendo gran parte de las cosas que dices, pero veo que te gusta mucho conversar sobre esto así que a pesar de todo me gusta escucharte hablar de lo que te gusta.

─ah ─siren se vió sorprendió ligeramente, e internamente avergonzado, pero aún así agradeció saberlo. nunca fue mucho de conversar sobre sus gustos, pero el simple hecho de que kappa no supiera prácticamente nada del mundo ─o como diría él, de la superficie─, provocó que sintiera un raro impulso por contar cosas que ni siquiera en confianza diría, algo que, quizás en su momento, pudo haber sido arriesgado.

─¿te incomódo? ─por su largo silencio sin aparente razón, kappa le cuestionó su compañía, volviéndolo a tomar por sorpresa.

─no, no, por supuesto que no, en lo absoluto ─recobrando su cordura y recapitulando su conversación previa, esquivó su mirada con disimulo y la posó ahora en la arena, dejando en segundo plano su vergüenza─, si te soy sincero, jamás había conocido a alguien que disfruta de oír las aficiones de otros ─confesó.

─supongo que no son muchas las cuales lo hacen, pero ya ves que sí existen ─sonrió, apoyándose en la toalla en el suelo─. si seguimos sincerándonos, pues la verdad es que desde el primer momento no te entendí nada ─rió pacito, recordando cómo su cabeza de había hecho un lío en un inicio─, pero se ve que te gusta mucho, así que por mí no hay problema escucharte durante horas. tu compañía me hace sentir vivo de nuevo, hace años no hablaba con alguien, me emociona volver a hacerlo.

─¿y los peces?

─los peces no hablan, ¿asumes que puedo leer sus mentes o algo así? ─fingió estar ofendido al voltear a verlo por su pregunta.

su silencio fue respuesta suficiente para kappa, haciendo que este explotara en carcajadas casi de inmediato.

las criaturas marinas más que compañía, fueron amigos para él, pese a que no hablaban, siempre lo seguían o lo guiaban a nuevos lugares que posiblemente podrían gustarle, pero nada como charlar con alguien cara a cara.