𝘅𝘃. 𝗱𝗲𝘂𝗱𝗮𝘀

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─¿fuiste a tu colonia?

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─¿fuiste a tu colonia?

siren lo observó con aquella mirada neutra tan propia suya, más en sus adentros la forma en que formuló la pregunto lo hizo sonreír.

─sí, necesitaba comida y pagar algunas cosas ─descolgó el morral lateral que llevaba consigo y lo abrió para sacar dos manzanas, de las cuales le ofreció una al castaño, quien emocionado la tomó y le agradeció felizmente.

─¿qué cosas? ─tras darme algunas mordidas, habló curioso por las tareas que hacía siren diariamente debido a que casi todas las mañanas salía y volvía en la tarde ─horas en las se mantenía escondido en el arrecife en espera de su llegada─.

el ojiazul tardó en contestar─deudas.

─¿qué son "deudas"? ─rió internamente al anticipar su pregunta.

el mayor se tomó su tiempo para reformular la respuesta para seguidamente hablar:─es cuando estás en la obligación de pagar algo que no pudiste pagar antes, o devolver, casi siempre es dinero ─kappa exclamó al entender y asintió sutilmente─. un ejemplo, ¿me permites? ─extendió su mano hacia su adverso en señal de espera de su permiso. kappa juntó las cejas al no entender qué le pedía pero cuando notó que señalaba indirectamente la fruta que comía, se la entregó sin rodeos─, bien, como dije, un ejemplo sería si yo te dijera: te vendo esta manzana a quince monedas pero tú solo tienes nueve ─kappa prestaba hasta la más mínima atención a sus palabras, haciendo que siren se sintiera nervioso, claro que lo disimulaba, pero de igual forma se sentía raro que alguien lo mirara tan fijamente.

─entonces faltarían seis, ¿no?

─precisamente, pero, te propongo dártela con la condición de que me des las monedas que te faltan después en un cierto plazo de tiempo.

─entiendo ─ahora consiente de la consistencia del sistema económico de los humanos, el cual le recordaba al de su mundo solo que más refinado, analizó la fruta que se le fue devuelta y volvió su vista a su compañero─, pero, si ese es el caso, ¿que es lo que te hace tener deudas? ¿la comida es difícil de conseguir o no tienes suficiente oro para pagarlas?

siren sonrió mínimamente ante su comentario y rebuscó en su morral de tamaño considerable a la par que le hablaba─no debes preocuparte por eso, esas cosas no son relevantes ─sacó el sombrero de playa que antiguamente le había dado al castaño y se lo colocó de nueva cuenta, como la primera vez─. ayer lo dejaste en la arena.

─ah, sí, perdón, es que ─vacilante, desvío un poco la atención─ no tengo donde guardarlo.

siren se percató rápidamente de su mueca decaída y automáticamente buscó sus ojos bajo el gran sombrero.

─no importa si no tienes donde ponerlo, puedo guardarlo por ti ─ofreció amistosamente.

─pero...

─no interesa dónde esté, siempre será tuyo. cuando nos veamos y haya mucho sol, lo traeré, ¿qué piensas? ─una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios que eventualmente se ensanchó y terminó por abrazar al más alto, sacándole un áspero gemido de dolor al sentir sus escamas rasguñar su piel, tan rápido como lo escuchó se separó apenado.

─perdón, y gracias ─sonrió ahora a una distancia considerable.

─descuida ─trató de devolverle la sonrisa más fue casi imposible de hacerlo al sentir sus antiguas heridas reabrirse y hacer arder sus brazos al descubiertos.

─¿de casualidad no traes benditas ahdesivas en tu bolso?

─en el tercer compartimento, bolsillo derecho.

rebuscó fugazmente revolviendo una que otra cosa hasta hallar la caja de las dichosas benditas, que al ver con más claridad el empaque disimuló sus risas cubriéndose la boca al percatarse que eran las mismas curitas de niños de la vez anterior, cosa de la que siren se dió cuenta instantáneamente.

─kappa.

─lo siento, ya voy.

─lo siento, ya voy

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𝐬𝐞𝐚 ; csDonde viven las historias. Descúbrelo ahora