Capitulo 7

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- ¿Crees que quiere abandonarnos? - Pregunto Amy en voz baja. Sus padres habían salido pero Thomas seguía en la suite.

Había recurrido a Joe para hablar del tema, recordó que él le había contado que su madre los había abandonado a él y a su padre.

- ¿Hay alguna razón para que ella quiera irse?

- Creo que mi padre la golpea - susurro y Joe, al otro lado de la línea se sorprendió, ahora entendía. - He visto marcas en sus brazos.

- ¿Estas segura que no son de otra cosa?

- No, son marcas de dedos, las he mirado bien - dijo triste.

- Definitivamente esa debe ser la razón por la que quiere irse pero no te preocupes hermosa, ella no los abandonaría a ti y a tu hermano con alguien que pudiera hacerles daño - estaba tratando de tranquilizarla, no le agradaba que estuviera asustada. Joseph hubiera preferido estar ahí con ella abrazarla y decirle que todo iba a estar bien. -Amy debo irme, mi padre está llamándome. ¿Luego hablamos?

- Cla... claro. Te llamare. Adiós - se despidió ella y luego él antes de colgar. 

Joseph no pudo ocultar la preocupación que sentía por Amy. Camino hacia la habitación de su padre que gritaba con voz débil, apenas podía gritar pero no era lo único que había cambiado desde que enfermo. Estaba flacucho, pálido y muy débil; una semana atrás se levantaba de la cama para caminar o hacer alguna cosa que necesitara ahora, solo permanecía en cama. Los médicos le diagnosticaron neumonía y les pidieron que se tomaran las cosas con calma, podía tardar pero probablemente saldría adelante. Joe aunque quería creer esas palabras lo dudaba, su padre tenía sesenta y nueve años. Era poco probable.

La habitación estaba oscura, las cortinas bloqueaban la luz del sol y la luz que provenía del televisor no ayudaba. Joe camino desde el umbral hasta la ventana para hacer a un lado las cortinas y dejar entrar la luz.

- Haz dormido toda la tarde - lo informo y su padre se puso pensativo.

- ¿Por qué será que aun siento sueño?

- Es porque estas débil, ¿tienes hambre? - Pregunto Joe sonriéndole al viejo.

- Ahora que lo mencionas, si - respondió con la misma simpatía.

- Aguarda aquí. Te preparare algo - le ordeno y camino hacia la puerta pero se detuvo al oír la débil voz replicar.

- Iré atrás de ti, no pienso pasar otro segundo de este día en esta cama - se sentó en la cama y arrastro los pies hasta encontrar las pantuflas. - Estoy volviéndome un perezoso.

- Papá vuelve a la cama - ordeno pero Joe sabía que no podía discutir con su padre cuando algo se le ponía en la cabeza.

- Eres malo discutiendo así que olvidare que dijiste eso y nos pondremos en camino hacia la cocina, a menos que quieras agregar algo y hacer el ridículo - bromeo su padre a un lado de su hijo poniendo su mano en el hombro de él para ayudarse a caminar.

- Claro que no - rio y fueron juntos hacia la cocina. Joe ayudo a su padre a sentarse en una silla a un lado de la mesa, luego se puso a revisar en la alacena en busca de algo comestible que estuviera permitido en la dieta de su padre.

- ¿Quién llamo? - Pregunto su padre siguiéndolo con la mirada. El sonido me despertó. Al ver que su hijo no respondía sonrió al aire y termino por decir: - Era esa niña, ¿verdad?

- ¿Qué? ¿Cómo lo sabes? - Pregunto tratando de parecer indiferente y su padre lo miro arqueando las cejas, - Si, era ella.

- ¿Volverá pronto? - Pregunto curioso.

- No lo sabe - respondió con un suspiro.

Obviamente su padre estaba al tanto de todo lo que ocurría en la vida de su hijo ya que él lo consideraba como su mejor amigo. Le había contado todo lo que sabía de ella, incluso varias ocasiones se había quedado describiéndola con cara de tonto o al menos eso fue lo que dijo su padre cuando termino. El viejo llego a creer que esto era importante para su hijo y que él estaba sintiendo algo profundo por ella.

- ¿Ella siente lo mismo que tú por ella?

- No lo sé, esto recién empieza. En realidad, ni siquiera es algo - respondió y camino hacia la mesa donde estaba su padre dejándole un plato con comida frente a él.

Joseph se sentó a su lado y lo miro fijo.

-  ¿Desde cuándo te interesa tanto lo sentimental? - Pregunto bromista.

- No lo sé, desde que note esa sonrisa tonta en tu rostro - hizo una pausa para probar su cena - desde que note que mi hijo está enamorado.

- No puedes apostar que lo estoy, solo la conozco desde hace unos días - replico.

- ¿En serio quieres discutirlo? - Arqueo una ceja y Joe no pudo evitar reír, su padre era tan audaz para adivinar todo tipo de cosas y siempre apostaba a lo que creía porque mayormente estaba en lo cierto. Joseph se ocupó de que su padre siguiera las indicaciones que le habían dado los médicos aunque agregándole algunas cosas como, una pequeña caminata nocturna por el barrio. Bajo la luz de la luna y las luces de neón, de alguna manera el aire fresco y el ejercicio le ayudaban a mantenerse. De vez en cuando durante la madrugada se despertaba con fiebres altas y nauseas, Joe trataba de ayudarlo dándole agua y llevándolo al baño si las náuseas aumentaban. Aunque debía quedarse en cama se negaba, quería mantenerse activo o al menos sentado en algún lugar al aire libre así que durante la mañana se sentaba en el patio delantero y allí se quedaba hasta el almuerzo. Y mientras dormía la siesta Joe salía para ir a recorrer las avenidas y despejarse de sus tareas, por la tarde regresaba a casa y esperaba el llamado de Amy. La rutina se mantuvo igual y así pasaron varias semanas.

The Other Side Of The Door [Joe Jonas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora