Capitulo 6

294 11 0
                                    

- ¿Dónde has estado? - Pregunto Thomas que se detuvo a mitad de la escalera al oírla entrar.

- Eh... Por ahí...- Respondió y subió la escalera pero su hermano la detuvo cuando estuvo a su lado.

- ¡Amy, estas empapada! - Exclamo y ella le tapó la boca brutalmente.

- Cállate, no quiero que mamá y papá se enteren - dicho esto continúo subiendo y se encerró en su habitación.

Exactamente a las siete ya todos estaban bajando con algunas maletas, si el viaje se extendía debían de tener ropa y otras cosas importantes para subsistir. Amy volvió a insistir para quedarse pero lo único que su madre le dijo fue:

- Sabes que tu padre no te dejara quedarte.

- Lo sé - bufo Amy mientras veía a su madre empacar algunos de sus trajes más elegantes. Y se detuvo a mirar una mancha en su piel. Una marca de un golpe.

- ¿Mamá que te ha sucedido ahí? - Pregunto preocupada señalándole la mancha y mientras la examinaba se dio cuenta que había más. Si se había golpeado accidentalmente debía de haber sido grave, aunque no parecían ese tipo de golpes más bien parecían marcas de...

- No es nada, solo... Un pequeño golpe - dijo y continúo con lo suyo - baja tus maletas así Thomas las sube al auto.

Hizo lo que le dijo y una hora más tarde se encontraban en un avión. Tenía un largo viaje por delante y a un hermano odioso sentado a su lado. Amy pensó que no deberían dejarlo pasar a primera clase. Un día sentada a su lado era un infierno.

La mayoría de las personas estuvieron gran parte del viaje durmiendo, en cambio Amy se puso sus auriculares y se mantuvo pensativa. Fue poco lo que llego a dormir durante el vuelo pero si durmió en el auto que los traslado al hotel donde se alojarían.

Su padre puso reglas estrictas sobre lo que podían y no podían hacer, se refería sobre todo a Thomas. No podían hacer demasiado ruido ya que la mayoría de las personas en el hotel eran empresarios demasiado ocupados como para tener que soportar sus 'niñerías', así fue como lo describió exactamente. No podían salir y regresar a cualquier hora de la noche, porque él debía dormir. No podían hablar por teléfono hasta tarde por la misma razón. Y otras cosas que no tenían importancia para Amy, respetaría lo que pudiera.

La relación con su padre era indiferente, él era el padre que iba solo a dormir a casa y ella era la hija que poco se preocupaba por él. No era la clase de padre que había estado con ella en cada momento importante de su vida. Con su madre las cosas eran distintas, a pesar de que no siempre estaban de acuerdo sabía que ella había cuidado de Amy y su hermano sin ayuda de nadie porque no es de las personas que les gustase pedir favores. Ambos ya habían dejado el hotel para ocuparse de los asuntos que los habían llevado allí. Trabajaban juntos, eran empresarios y empresas muy importantes que mantener en pie. No se quejaban de su trabajo, o al menos Amy nunca los había oído decir nada.

- Yo iré a caminar por la ciudad, tú quédate a vigilar. Recuerda que las mucamas en estos hoteles revisan todo y hasta roban - le ordeno Thomas.

- Lo que haré será dormir  un rato, no me quedare todo el día vigilando a las mucamas - se quejó.

- Bien, no quiero oírte cuando te falte algo de tu alhajera - dicho eso, él se marchó y Amy se acostó. Necesitaba descansar y reponer energías. Tenía tres días aburridos por delante. No conocía a nadie en la ciudad y no le apetecía hacerlo prefería quedarse en el hotel, quizás recorriendo los pisos de arriba abajo.

Los primeros dos días no fueron nada fuera de lo normal. Sus padres estuvieron fuera del hotel la mayoría del tiempo, solo su madre volvía para asegurarse que no se excedieran con el servicio a la habitación al medio día y a la noche. Luego se iba y no regresaba hasta casi media noche. Thomas tampoco estaba mucho tiempo allí, según él había encontrado un buen bar con gente amigable con quien pasar tiempo. Mientras que Amy ni siquiera se preocupaba por matar el aburrimiento,  estaba todo el día acostada mirando televisión y enviándole mensajes a Joe sobre lo mucho que lo echaba de menos.

El tercer día fue igual. Amy esperaba que sus padres le dijeran a qué hora volverían a casa pero nuevamente no los vio hasta pasada la media noche cuando se despertó al oír la puerta de su cuarto abrirse, era su padre que miraba para asegurarse de que sus reglas estaban siendo cumplidas y antes de que pudiera cerrar la puerta, ella hablo:

- Papá, - dijo mientras se sentaba en la cama - ¿Mañana volveremos a casa?

- No lo creo, Amy, las personas con las que tenía que encontrarme aquí tuvieron problemas para llegar. Una fuerte ventisca en el sur atraso los vuelos, debo esperar a que ellos lleguen para comenzar con todo - Amy bufo. Lo último que quería oír era que se quedarían más tiempo allí. Y para empeorarlo era por tiempo indeterminado.

- Vuelve a dormir, cariño - susurro su padre y cerró la puerta.

Amy no podía dormir, no después de eso ella sabía que esto pasaría y quería quedarse en casa.

El año anterior su estancia en el centro fue de un mes y medio porque sus ejecutivos habían tenido problemas para viajar. El año anterior a ese, había sucedido lo mismo pero no estuvieron más de dos semanas. Ni dos semanas ni un mes y medio, Amy quería volver a casa ¡Ahora! Tenía a una persona especial allí que la echaba de menos y, como deseaba estar entre sus brazos o corriendo con él por la playa.

Amy salto de la cama y comenzó a vestirse rápidamente. Si sus padres pensaban quedarse, allá ellos, ella volvería a casa. Tomo la maleta y en ella puso todo lo que pudo si se olvidaba algo sus padres se lo llevarían de vuelta. El orden dentro de la maleta no era importante, tiro todo ahí adentro. Luego corrió y abrió el primer cajón de la cajonera que había a un lado de la puerta, debajo de algunas remeras que estaban perfectamente dobladas por ella misma, había una pequeña caja. Amy la saco y conto el dinero que había dentro. Tenía dinero de sobra si todo lo que tenía que pagar era el viaje al aeropuerto y el pasaje.

Volvió a guardar el dinero dentro de la caja y junto con las remeras que estaban en el cajón, lo metió todo dentro de la maleta.

Con la maleta en sus manos se detuvo frente a la puerta de la habitación para preguntarse si en verdad se arriesgaba a irse y soportar lo que viniera luego. Se sorprendió al oír susurros que venían del otro lado. Se acercó más y apoyo la oreja contra la madera para oír mejor, eran sus padres y estaban discutiendo en voz baja.

Al parecer su padre estaba muy enfadado y no quería dejar ir a su esposa a quien sabe dónde.

- No, no te iras - decía su padre en susurros.

- Claro que sí, no podrás retenerme aquí por mucho tiemp - replico indignada.

- No me obligues a tener que vigilarte - amenazo él aún más furioso.

Oh, cielos ¿Qué estaba sucediendo? Tal vez su madre quería abandonarlos y parecía ser que todo ese viaje era para evitar que se fuera.

Amy se quedó sentada contra la puerta, oyó el forcejeo y luego un portazo.

Su familia daba la impresión de ser una familia feliz y normal, todos lo creían así...

La verdad era que no había nada de feliz y normal en esa familia. Para comenzar, sus padres se habían casado obligatoriamente, alguna vez Amy había oído mencionar que su abuelo materno había obligado a su padre casarse con su madre después de que se enteró que ella estaba embarazada de él. La madre de Amy aun duda de como su abuelo se enteró de que ella había tenido algunas aventuras con quien ahora es su esposo. El padre de Amy, un rebelde en su época, había negado que se casaría con ella hasta que se enteró de que no solo tendría una esposa sino que al morir el padre de ella heredaría una importante empresa de muchos años.

Él se volvió un ambicioso sin tacto y ahora estaba obligando a su hija a casarse solo para tener más dinero en su montón.

Miro la maleta a su lado y bufo, no iba a irse no aun. No iba a abandonar a su madre en un momento así la ayudaría si era necesario pero primero tenía que asegurarse de que sus hipótesis fueran ciertas.

- ¿Qué sucedió anoche? Oí que discutían - pregunto Amy mientras ayudaba a su madre a ordenar unos papeles que estaban sobre la mesa.

- ¿Qué escuchaste? - Pregunto preocupada.

- Nada, - mintió -  ¿Era algo importante?

- No, en absoluto -intento sonreír pero en realidad estaba angustiada y se podía ver en su rostro. Ella ahora tenía un suéter de mangas largas que cubría sus brazos si tenía marcas estaba usando eso para cubrirlas. Esa mujer se veía tan desecha, Amy no soportaba verla así, quería saber porque había comenzado todo esto ahora...

The Other Side Of The Door [Joe Jonas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora