Capitulo 8

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Mientras Amy en otra ciudad esperaba ansiosa volver seguía tratando de descubrir que sucedía con sus padres. La frustración que sentía la tenía histérica, intratable cada personas que intentaba hablar con ella se llevaba un poco de su mal humor. Quería regresar a casa de eso no había duda pero sus padres parecían poco interesados en volver y fue así hasta la cuarta semana que ambos dieron la noticia de que todo estaba ya en orden y podrían volver. El suspiro de Amy al oír eso fue profundo y sonoro.

Una vez en casa recordó que aun había un asunto pendiente y que no había descubierto nada sobre los moretones del brazo de su madre. Durante sus cuatro semanas fuera Amy había estado estudiando los estados de ánimo de su padre y desde su punto de vista parecía normal. Comenzaba a pensar en la posibilidad de que su madre quería abandonarlos. 

Llegaron un lunes por la noche demasiado tarde como para salir a encontrarse con Joe, sus padres sospecharían. Amy estaba deseosa de verlo y darle la sorpresa de que había vuelto, él no estaba enterado porque la última vez que hablaron ella aún no estaba enterada. 

Durante la semana, Amy estuvo con Joe caminando durante la tarde o quizás durante la noche, mientras él no tenía que cuidar a su padre. Las horas juntos parecían tan cortas hasta el momento en que Joseph debía regresar a casa. Amy no podía culparlo por tener que irse, se preocupaba por su padre y se había ofrecido a ayudar si es que necesitaba algo. Por esto Joe la invito a cenar a su casa para el viernes y Amy acepto con gusto. Necesitaba salir y despejarse. Sus padres habían tenido varias discusiones fuertes y ella se sentía angustiada aunque trataba de no demostrarlo, ni siquiera sabía porque discutían pero lo hacían y cada vez parecía empeorar.

- Bien, llegamos - dijo Joe al tiempo que se desabrochaba el cinturón de seguridad y bajaba rápidamente del auto para abrirle la puerta del auto a Amy y ayudarla a bajar. La tomo de la mano y la llevo al interior de su hogar. En la cocina leyendo el periódico se encontraba su padre quien al entrar la miro y sonrió. Ambos se presentaron y Amy descubrió de donde Joseph había heredado su sentido del humor.

- Así que aceptaste venir a cenar, ¿eh? Bueno, al menos tú no tienes que seguir una dieta que te prohíbe comer todo lo que tiene sabor - bromeo y Amy rio.

- Oh, vamos papá no es tan malo.

- Intenta comer caldo de verduras y arroz por más de un mes y luego dime - sentencio y las dos personas a su lado carcajearon - eres más hermosa de lo que mi hijo describió - bromeo otra vez. Y Amy desde donde estaba sentada miro a Joe y él se ruborizo - Y no eres tan pequeña.

- Exagera - Dijo Amy.

- Debí esperar a que te hayas ido a dormir - lanzo Joe y su padre fingió seriedad - no era en serio, pero viejo, me estas dejando en ridículo.

- Oh, vamos, se hombre - Grito débil y tanto Joe como Amy rieron.

Joseph ya estaba preparando la cena y solo por esa noche su padre podría romper la dieta y disfrutar de un delicioso guisado.

- Esta delicioso - dijo Amy al dar el primer bocado.

- Gracias, es una vieja receta familiar - sonrió Joe.

- Es un gran cocinero - aseguro. - Los buenos maridos tienen que saber cocinar - insinuó su padre y Joe lo fulmino con la mirada. No podía creer lo que su padre acababa de decir.

- Lo sé - Amy sonrió tímida. 

Más tarde disfrutaron de un postre sorpresa que Joe había preparado con anticipación.  Mientras jugaron a las damas hasta que él padre de Joe se sintió lo suficientemente cansado como para rendirse e irse a la cama.

- Fue un placer conocerte, querida.

- El placer fue todo mío - ella sonrió y él le devolvió el gesto luego le guiño el ojo a su hijo antes de marcharse a su cuarto.

The Other Side Of The Door [Joe Jonas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora