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—Bueno, alguien parece más relajada esta noche —se rio Helen—

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—Bueno, alguien parece más relajada esta noche —se rio Helen—. Me pregunto por qué...

—Cállate, Helen. —Puse los ojos en blanco—. ¿Cuánto durará esto?

—No mucho. Le dije que nos reuniéramos aquí a las ocho y media, así que solo faltan cinco minutos para que llegue.

Bebí un sorbo de vino tratando de concentrarme en ello. Había quedado con Helen y con un agente de viajes para concretar los detalles finales del viaje con el que íbamos a sorprender a Alya por su cumpleaños.

Me había dado cuenta desde el principio de nuestra amistad de que se tomaban sus cumpleaños muy en serio. Para ellas no era suficiente una cena sencilla o una pequeña escapada de fin de semana. Tenían que celebrarlos durante al menos una semana, y permanecer en el país no era una opción.

—Buenas noches, señoras. —Un tipo calvo de traje negro se acercó a nuestra mesa—. Soy Henry Thompson, de Signatura Travel. Creo que desean revisar el itinerario una última vez antes de cerrar las vacaciones de verano.

—Sí —respondimos al unísono.

—De acuerdo, empecemos, pues. —Nos tendió a ambas una carpeta—. Si nos fijamos en la página tres, es donde aparecen los conceptos básicos. Puesto que esto es una sorpresa para su amiga, haremos que el sábado la recoja una limusina y la lleve al aeropuerto. Una vez allí, se encontrará con ustedes dos...

Helen me miró al tiempo que arqueaba una ceja, y luego le hizo una seña al señor Thompson.

—Creía que le habíamos dejado claro que no pensábamos ir en avión. Queremos un crucero. Nuestro viaje es un crucero.

—Ah... No era consciente de que se suponía que todo el viaje debía ser por mar, pero sin duda podemos organizarlo. Les advierto de que serán unos dos mil dólares más cada una. —Se aclaró la garganta—. Si prescinden del traslado en avión, van a tener que contratar un crucero privado en el puerto de Florida.

Casi me ahogo. ¿Acababa de decir dos mil dólares más...?

—No es problema —intervino Helen—. Corre de mi cuenta. ¿Existe la posibilidad de que cambie todo lo necesario para que contratemos el viaje esta noche?

—Claro. Enfrente hay un cibercafé. Lo arreglo en diez minutos.

Helen asintió, y el hombre se alejó.

—Helen, ¿te das cuenta de que son dos mil dólares además de los tres mil originales? ¿Cada una? Es mucho dinero, ¿no crees? Yo no puedo pagar...

—Tranquila, Marinette. Ya he dicho que pensaba pagarlo yo todo; todas nos merecemos este viaje, especialmente tú. Oh, ¿y adivinas qué es lo mejor?

—¿Tiene que ver con los hombres?

—Qué bien me conoces... La semana que vamos es la misma en la que los bailarines de Chippendale tienen su viaje anual. ¡Menuda coincidencia! Deberías hacerme una reverencia.

𝙈𝙤𝙣 𝙋𝙖𝙩𝙧𝙤𝙣 | 𝘼𝘿𝘼𝙋𝙏𝙀𝘿+16 | 𝘼𝘿𝙍𝙄𝙉𝙀𝙏𝙏𝙀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora