𝟏𝟑

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—¿Sabemos en qué punto está Harrison con la inversión de Uni-Tech?

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—¿Sabemos en qué punto está Harrison con la inversión de Uni-Tech?

—¿Estamos seguros de querer comprar Livingston Corp. antes de salir a bolsa? Sus ventas han sido muy malas el último trimestre.

—Es necesario que conozcamos las últimas predicciones del mercado al menos tres semanas antes del lanzamiento de la oferta pública.

—El aPhone Azul ha pulverizado oficialmente el récord de reventas.

Estaba sentado en otra junta, era ya muy tarde y me sentía tentado de decirles: «Francamente, me importa un bledo todo lo que están diciendo. Vámonos de aquí». Sin embargo, algunos de los accionistas estaban conectados desde el extranjero, y sabía que no era el movimiento más inteligente.

Habíamos estado ajustando los detalles de la oferta pública, pero todavía estábamos lejos de terminar: debíamos renegociar las condiciones de compra de acciones, puntualizar los contratos de los empleados y preparar cientos de declaraciones públicas, así como eventos internos.

Había estado tan ocupado que no había visto a Marinette en toda la semana; ni siquiera había hablado con ella. No tenía tiempo de asistir a ninguna de las reuniones de los directores de departamento ni de hablar con ella por las noches. Estaba terminando de trabajar a las tres de la madrugada, y ella también estaba ocupada, pues estaban centrados en la campaña del aTablet, por lo que solo habíamos intercambiado algún que otro mensaje de texto.

No había pensado que no verla durante esos días me irritaría, pero así había sido. Cada vez que me aburría —algo que ocurría cada quince minutos—, me la imaginaba inclinada sobre el escritorio, follándola contra la pared del despacho o gritando mi nombre mientras la llevaba a otro clímax.

«¿En qué más partes de este edificio podríamos disfrutar de relaciones sexuales?».

—¿Señor? ¿Señor Agreste? —Uno de los miembros del consejo se aclaró la garganta.

«Quizá en la azotea...».

—¿Sí?

—¿Le parece bien si hoy terminamos la reunión un poco antes?

Miré el reloj. Eran las dos y media.

—Sin problema. —Intenté no parecer aliviado—. Nos vemos el lunes.

Se levantaron de inmediato y salieron de la habitación. No hubo despedidas de buen rollo tipo «Nos vemos mañana» o «¡Estamos haciendo un buen trabajo!», toda esa amabilidad había desaparecido mucho antes, en cuanto la primera reunión terminó pasada la medianoche.

Cerré la carpeta y me di cuenta de que Vanessa estaba junto a la puerta.

—Hola, Vanessa. Las sesiones de negociación no han sido lo mismo sin ti. ¿Qué tal te ha ido en Francia?

𝙈𝙤𝙣 𝙋𝙖𝙩𝙧𝙤𝙣 | 𝘼𝘿𝘼𝙋𝙏𝙀𝘿+16 | 𝘼𝘿𝙍𝙄𝙉𝙀𝙏𝙏𝙀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora