15

1.1K 85 107
                                    

Salté de la cama y corrí a la cocina

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Salté de la cama y corrí a la cocina.

Abrí un armario y cogí una pastilla de ibuprofeno, que me llevé a la boca. Dejando la puerta de la nevera abierta, agarré una botella de agua para vaciarla de un trago.

En cuanto la terminé, me bebí otra. Era algo que me pasaba cada año desde que me había separado. Cada vez que era mi aniversario de boda.

Cerré los ojos, tratando de olvidar la pesadilla que acababa de tener —en la que aparecía mi marido corriendo con mi mejor amiga, y se ofrecía para dejarla embarazada—, pero cuando los volví a abrir y miré a mi alrededor, me percaté de que esa cocina no era nuestra cocina, y que, después de todo, no era una pesadilla.

Me senté en el suelo y suspiré mientras intentaba pensar en otra cosa, en lo que fuera, pero otro feo recuerdo atravesó mi mente...


Habían pasado semanas desde la dolorosa revelación, y Bridgitte no me había llamado ni me había dicho que lo lamentara.

No había dicho ni una palabra sobre el asunto a ninguno de los amigos comunes.

Nada.

Nothing. Zilch.

Había entrado en el supermercado del barrio con los ojos hinchados, agotada y sin arreglar, y la vi enfundada en un arrugado vestido rojo.

Estaba en el pasillo del producto que yo necesitaba: helado.

Supe que iba a elegir la que era nuestra marca favorita de chocolate y menta, y a llorar como había planeado, pero esta vez no íbamos a llorar juntas.

Lo haríamos por separado, por una situación que nos había roto de dos maneras diferentes.

La seguí por el pasillo y le di un golpecito en el hombro.

—¿Sí? ¿En qué puedo...? —Dejó caer el cartón al suelo en cuanto sus azules ojos hinchados se encontraron con los míos.

Solo hubo silencio mientras nos mirábamos la una a la otra, mientras buscábamos algo que decirnos sobre una situación por la que unas amigas nunca deberían pasar.

Traté de controlar mi ira, intenté retroceder, dar un paso atrás y respirar de una forma lenta y profunda, pero no funcionó. Eché la mano atrás y le di una bofetada. Jadeó y subió la mano para tocarse la mejilla. Casi sentí lástima por ello, y eso provocó que quisiera vomitar.

—Me la merecía... —susurró.

—No me vengas con mierdas.

—Es que... lo siento mucho, Marinette. —Su voz se quebró. Dejó la mejilla al descubierto y vi la huella roja que había dejado mi mano—. Jamás quise hacerte daño... Quería llamarte y contártelo, pero... Ya sé que no me perdonarás nunca por lo que pasó. Si pudiera volver atrás... No me di cuenta de que...

𝙈𝙤𝙣 𝙋𝙖𝙩𝙧𝙤𝙣 | 𝘼𝘿𝘼𝙋𝙏𝙀𝘿+16 | 𝘼𝘿𝙍𝙄𝙉𝙀𝙏𝙏𝙀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora