20 días OTP || foxtrap fnafhs.

besos

— Eres genial —comentó el rubio con una sonrisita, acariciando dulcemente las mejillas de su novio—. Como que... realmente genial.

— ¿Ah, sí? —inquirió con tono juguetón, acariciando el cabello del chico que restaba encima suyo— ¿Cómo llegas a esa conclusión?

— Me divierto mucho cuando estoy contigo. Siempre me haces reír y me haces sentir desconectado de todo. Siento... como si fuera un niño de nuevo cuando estoy a tu lado —cerró los ojos, aún más sonriente—. Y amo sentirme así. Como si el tiempo no hubiera pasado.

— Pero pasó, ¿no es así?

— Claro, si no hubiera pasado nunca habríamos tenido la valentía suficiente como para decirnos lo que sentimos y estar donde estamos ahora —rió, nervioso—. Aunque nos tardamos mucho.

Spring se acomodó en el lecho para liberar a su contrario y, en cambio, acostarse a su lado, aún bajo las sábanas. Ambos se voltearon para seguir viéndose frente a frente, de vez en cuando a los ojos, de vez en cuando en los labios.

— Estropajo...

— ¿Sí?

— Me gustas mucho —sus ojos se mantuvieron fijos en la boca ajena mientras pronunciaba esas palabras—. Siento que de alguna forma... todo ha cambiado.

— ¿De buena o mala manera? —preguntó, intrigado por la repentina confesión. Fox soltó una leve risa, volviendo a los destellos plateados adversos.

— De la mejor forma que puede haber, Ethan.

Aiden lo tomó con delicadeza por las mejillas y lo besó. Sin mucha exploración ni atrevimiento. Solo juntaron los labios, como dos niños aprendiendo a dar el primer beso. Así de tierno y mágico se sintió.

— Una vez te dije que quería ser para siempre tu mejor amigo —susurró sin alejarse mucho de él una vez se separaron—. Pero me gusta mucho este rollo de ser tu novio.

Esta vez, fue el mayor quien tomó la iniciativa para besarse.

— ¿Y te gustaría algún día ser mi esposo? —inquirió este en tono provocativo. El rostro de Aiden se tiñó de un tenue rojo a medida que una pequeña sonrisa se dibujaba en su boca.

— Me encantaría —y, estando más seguro que nunca que quería estar en algún punto de su vida frente a un altar, volvió a fundirse en esos labios de durazno que tenía el honor de llamar suyos.