discusión

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— Volvemos a lo mismo... —se quejó Aiden apagando el celular y dejándolo con descuidado en el costado de la cama, rodando los ojos.

— Sí, volvemos a lo mismo porque eres incapaz de aprender. ¡Es imposible hablar contigo!

— ¿Entonces qué coño haces aquí si es imposible hablar conmigo? Parece que el que no aprende eres tú.

—  Porque estoy buscando un bien mutuo, Aiden —el rubio caminaba inquieto de un lado al otro masajeándose el tabique, haciendo mentalmente ejercicios de paciencia—. ¿Realmente no tienes una meta? ¿Piensas quedarte aplastado toda la vida aferrándote al sueldo mínimo de trabajos básicos de medio tiempo? Ya tienes veinticuatro años y aún no te has decidido por empezar la universidad. ¿Quieres ser un mediocre el resto de tu vida?

— ¡Pues sí, quizás planeo nunca ser un profesional! Yo estoy bien con eso, no te metas en lo que no te incumbe.

— ¡Claro que me incumbe! ¡Soy tu pareja! —respondió con una clara frustración— Tenemos planes, tenemos una vida que concretar juntos, ¡el dinero no crece de los árboles y sabes muy bien eso!

— Pues quizás no soy yo con quien debes cumplir esos planes.

— ¿Hablas en serio? ¿Te estás oyendo? —inquirió con un tono casi burlón para ocultar lo hiriente que le resultó ese comentario.

— ¡Pues sí, Ethan! Quizás estás perdiendo el tiempo conmigo. No parece que quieras estar con un caso perdido.

— No eres un caso perdido, Aiden. Pero lo terminarás siendo si no decides por fin madurar y salir de ese círculo vicioso. ¡Eres tú el que se estanca! ¡Ya deja de portarte como un niño!

El rostro de enfado del pelirrojo se tornó a uno de espasmo. Se puso de pie con las manos hechas puño.

Spring no se movió ni un poco. Estaba consciente de que le había faltado algo de tacto al remarcarle su comportamiento inmaduro sabiendo que Fox prefería evitar ese tema a toda costa, pero no podía dejarlo atorarse en la vida con eso y debía decirle las cosas de frente. Aún así con toda su seguridad, tuvo un presentimiento. Como cuando ves un partido de fútbol y vas gritando "gol, gol, gol, ¡gol!" hasta que la pelota entra al arco finalmente. Algo que sabes que va a ocurrir, para bien o para mal.

— Ándate a la mierda.

Y en esta ocasión, fue para mal.

Spring no sabía responder. No quería irse, pero tampoco se le ocurría cómo apaciguar las cosas. Su mente se quedó bloqueada.

— ¿No me has oído? ¡Pira de aquí! ¡No te quiero ver! —empezó a gritar Aiden aproximándose peligrosamente a su adverso.

Tratándose de él, era de esperarse que el pelirrojo le hubiera asestado un golpe para espantarlo y que se vaya. Pero ni siquiera sus impulsos más fuertes o la mayor de sus iras podría atentar contra Ethan, simplemente no podía alzarle la mano.

Pero parece que no tenía el mismo efecto en las palabras.

— ¡Joder, te he dicho que te vayas! ¡He estado nueve años de mi vida sin ti y puedo estarlo ahora! ¡No te necesito, ¿entiendes?! ¡Déjame solo, maldición! —bramaba empujándolo hacia la puerta de la pieza sintiendo cómo la expresión tosca y agresiva de su rostro iba recubriéndose en lágrimas.

Ethan sentía un ardor en el pecho. Uno que no había sentido desde que era aquel niño de cinco años perdido en las calles de la ciudad. ¿Estaba teniendo una pesadilla muy vívida? No podía ser eso. El dolor que estaba sintiendo era real. Y no era la primera vez que ha tenido que enfrentar el hecho de que la realidad duele.

Frunció el entrecejo. Devolvió el empujón a su contrario así logrando apartarlo a él y a sus comentarios lo más lejos posible.

— ¡Bien! ¡Haz lo que te venga en gana! ¡No es como si no hubiera tenido que ver por mí mismo antes, yo tampoco te necesito! —contestó cerrando los ojos y dándose la vuelta, girando la perilla y saliendo de la habitación lo más rápido que su entorpecida visión gracias a las lágrimas eminentes le permitía. Una vez fuera, se abrazó a sí mismo y se dirigió a la entrada del domicilio, oyendo cómo la puerta del cuarto que de tantos secretos ha sido testigo se cerraba con fuerza. Salió del departamento.

"No llores, Spring" se dijo a sí mismo "No llores. No debes llorar. No puedes llorar" repetía, como en el tiempo en el que era aquel niño de cinco años perdido en las calles de la ciudad y la gente en vez de mostrarle algo de compasión murmuraban sobre él y lo trataban como a un estorbo. Era un sentimiento tan frío como la delicada nieve que caía junto al sol que culminaba la tarde.

20 días OTP || foxtrap fnafhs.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora