20 días OTP || foxtrap fnafhs.

haciendo las paces

— Gilipollas —murmuró para sí mismo mientras sacaba el encendedor y lo acercaba al cigarrillo que restaba entre sus dientes. El viento nevado le dificultaba encenderlo y cada que la llama se apagaba apretaba más la quijada—. Si es que seré gilipollas —repitió pudiendo finalmente prenderlo.

En sus seis años de relación habían discutido varias veces, es normal en las parejas. Pero esta era la primera vez que había perdido tanto los cabales hasta llegar a ofrecer la posibilidad de terminar su noviazgo. "¿Por qué siempre actúas antes de pensar, Aiden? Se supone que estamos trabajando esto" pensó, mordiendo el cigarro sin darse cuenta.

Oyó tras suyo un ruido metálico, pero asumió que sólo era el viento golpeando la puerta de la azotea, así que no se volteó. Tomó el cigarrillo entre su índice y corazón para poder expulsar el humo que se mezclaba con el vapor de su aliento, luego lo volvió a encajar entre sus labios.

— No creo que vayas a encontrar la solución a cada problema que tengas en un cigarro —se oyó la voz de Spring a su lado. Verificó que no era una alucinación una vez vio su mano arrebatándole el tubo de nicotina y apagándolo en un pequeño montículo de nieve que se había acumulado en el barandal.

Aiden no reclamó, ya estaba acostumbrado a que cada que su novio lo hallara fumando, le quitara el cigarrillo y lo apagara. Muy en el fondo se lo agradecía, de hecho.

Volteó la mirada a la derecha para evitar que Spring note que había estado llorando, aunque él estaba más que consciente de eso.

— ¿Me has venido a buscar? ¿Sabías que estaba aquí?

— No, solo fue como una intuición —cruzó los brazos sobre el barandal viendo hacia las luces citadinas—. Pero sí quería hablar contigo.

— Ah...

No supo decir más. Él también quería hablar, pero no lograba salir ni una palabra de su boca.

Se mantuvo un silencio algo tenso durante aproximadamente un minuto entre los dos, únicamente roto por el bullicio del tránsito y alguna lejana bocina reproduciendo música. Era un silencio como muchos otros que habían mantenido, aquel silencio que te da comezón, que sabes que necesitas cortar y exclamar a viva voz lo que tu mente prepara. Pero a la vez un silencio imperturbable y, de su extraña forma, cómodo. De esos silencios que lo dicen todo.

Finalmente ambos voltearon en dirección al otro y pidieron disculpas a la vez.

— ¿Por qué pides perdón tú? —inquirió Aiden pasmado— Si todo lo que has dicho es verdad.

— Porque no fue la forma de tratar el tema —inhaló profundamente y exhaló durante un par de segundos—. No debí haberme puesto a gritar... ni presionarte.

— Yo tampoco hice bien. No debí haber estado tan a la defensiva cuando solo intentabas ayudarme —relajó su expresión y lo miró a los ojos, con una leve sonrisa—. Siempre quieres ayudarme.

Ethan sonrió a su vez, desviando la mirada hacia el barandal en el que reposaba.

— Ya no quiero pelear... No me gusta discutir mal las cosas, Aiden. ¿Nos seguiremos comportando como adolescentes impulsivos? Quiero hacer las cosas bien, y quiero hacerlas bien contigo —lo miró nuevamente a los ojos—. Contigo y con nadie más.

— Yo también quiero hacer las cosas contigo —suspiró tras una pausa—. Amo formar parte de tus planes y... amo que tras nueve años de existir en este mundo hayas llegado tú a darle un verdadero significado a todo —rió suavemente, contagiando a su contrario.

Ethan sintió sus mejillas levemente sonrosadas. Sabía que Aiden decía cosas que realmente no sentía cuando se alteraba y debía trabajar en su autocontrol (cosa que hace poco se había propuesto con ayuda de su pareja), pero le movía el corazón rectificar de su propia boca que nada de eso era verdad. Suspiró.

— Me esforzaré —sentenció Fox con un tono firme, mirando a la ciudad—. Por... ya sabes, madurar y ser mejor. Te lo prometí.

— Sé que lo lograrás, lo estás haciendo muy bien —contestó, recostando su cabeza en el hombro ajeno. Cerrando los ojos, agregó en un susurro—. Te amo.

— Yo también te amo —respondió en su mismo volumen—. Y... gracias.