Idiotas con una radio

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Habían pasado un par de días desde que el dios Shiva había hablado con el inventor, se encontraba recostado en su trono mientras Ganesha jugaba a su alrededor. Comenzó a preguntarse qué habría sucedido con él después de que se despidieron. Sus pensamientos fueron interrumpidos por una voz que gritaba su nombre.

Al instante irrumpió en la habitación el luchador de sumo Raiden Tameemon con un pequeño aparato en sus manos.

Ganesha: ¿Tu qué haces aquí humano? ¿Quieres que mi papá vuelva a patearte el trasero?

Le cuestiono el pequeño elefante bastante molesto, Raiden no pudo evitar sorprenderse al verlo al punto que dio un pequeño salto hacia atrás.

Raiden: Tesla dijo que debías ser el primero en usarlo.

Comento el luchador de sumo sin dejar de ver al niño después de todo nunca había visto a un elefante con cuerpo de niño o un niño con cabeza de elefante, no estaba muy seguro.

Raiden: Me pidió que te lo trajera.

Extendiendo el aparato para que Shiva lo tomara, el dios lo reconoció al instante la radio, pero no sabía muy bien qué hacer con ella.

Raiden: El botón rojo

La deidad lo presiono y al instante escucho una voz que fácilmente reconoció.

Tesla: Probando, probando....

Tesla: ¿Dios Shiva me escucha?

El dios miro expectante al luchador.

Raiden: Ahora hable mientras presiona el segundo botón.

Shiva: ¿Nikola?

Al otro lado de la línea, los humanos escucharon la voz de la deidad y celebraron al saber que el invento había conseguido funcionar a pesar de la distancia. Nikola estaba feliz por lograr su objetivo, pero lo que más le sorprendía es que la deidad hindú había recordado su nombre.

Tesla: Correcto dios Shiva, aquí estoy.

Ambas deidades se impresionaron al escuchar la respuesta, Raiden sonreía orgulloso ante la genialidad de su hermano.

Ganesha: Papá, papá ¿que tienes ahí?

Pregunto curioso el niño tratando de tomar el invento de la mano de su padre.

Shiva: Es una radio, pero me la dieron a mí no a ti.

Ante su respuesta, el niño no dudo en sacarle la lengua a su padre, quien estaba distraído agradeciendo al luchador de sumo por traer el invento hasta su hogar, y sin dudarlo el niño intento de nuevo arrebatárselo, a diferencia de la última vez consiguió sostenerlo.

Shiva: Ganesha no lo jales, vas a romperlo.

Comentó preocupado el padre del niño, quien claramente no quería ejercer mucha fuerza por miedo a dañar el aparato. El luchador de sumo observó aterrado la escena, Tesla lo mataría si se rompía otro de sus inventos.

Shiva: Ganesha suéltalo.

Ganesha: Suéltalo tú.

Raiden: ¡Ambos suéltenlo!¡Van a romperlo!

Gritó preocupado el luchador, ante el jaloneo de las deidades la radio salió volando por los aires. Shiva fue el primero en reaccionar y lanzarse para atrapar el invento.

El dios destructor sonrió al sujetar el objeto, pero al instante fue tacleado por el luchador de sumo y por su hijo Ganesha, quienes también intentaron atrapar la radio, ambos cayeron sobre su espalda. Shiva se quejó ligeramente por el dolor.

Tesla: ¿Dios Shiva, me escucha?

Se escuchó la voz del inventor al otro lado de la línea.

Shiva: Fuerte y claro.

Contestó bruscamente la deidad.

Tesla: ¿Algo que reportar?

Shiva: Solo que fui tacleado por el mastodonte de tu hermano y que castigaré a Ganesha el resto de la semana.

Los mencionados rápidamente se levantaron y comenzaron a reclamarle a la deidad hindú.

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Nikola comenzaba a preguntarse seriamente si darle la radio a Shiva había sido una buena idea. Los primeros días trascurrieron con normalidad, pero cada vez eran mas frecuentes y largas las conversaciones que tenía con el dios destructor, en realidad eran bastante agradables e interesantes, pero en ocasiones un tanto inoportunas.

Solían platicar de todo y nada a la vez, desde las travesuras de Ganesha, sus próximos planes e invenciones, hasta de los sueños que solía tener el dios Shiva durante sus siestas, era imposible que pasaran un solo día sin conversar. Incluso el dios solía comunicarse en las mañanas para participar también en las apuestas diarias sobre el posible regalo del dios de los mares al espadachín.

"Usemos nombres claves" sugirió un día la deidad. El inventor le cuestionó si no era un tanto infantil su petición, rápidamente Shiva aclaro que fue una idea de su hijo Ganesha. Nikola nunca olvidara ese momento, ya que en unos segundos el niño hecho de cabeza a su padre, gritando fuertemente que la idea era totalmente del dios destructor y que había pasado toda la noche en vela pensando cuales serían sus nombres claves.

Tesla sonreía al recordar todas las buenas conversaciones que ha tenido con el dios, eran cerca de las cuatro de la mañana, se suponía que debería estar dormido pero la emoción de esperar a la mañana siguiente para continuar con su charla con la deidad era mayor que cualquier otra cosa.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando la radio sonó:

Shiva: Aquí lanzador de sandías número uno. ¿Me copias ingeniero gruñón?

Nikola sonrió al escuchar su voz.

Tesla: Aquí ingeniero gruñón. ¿Lanzador de sandías no cree que sea un poco temprano para nuestra conversación matutina?

Shiva: En lo más mínimo ingeniero gruñón, siendo honesto no he podido conciliar el sueño. Anoche interrumpiste nuestra charla en la mejor parte.

Tesla: Mis disculpas, dios de las sandias. En realidad, yo también...

Interrumpió sus palabras, ya que escucho pasos afuera de su habitación. Al instante la puerta fue abierta de golpe, asustando al inventor quien soltó un pequeño grito.

Shiva: ¡¿Nikola, que ocurre?! ¡¿Estas bien?!

La familia del inventor entro con una maquiavélica sonrisa en sus rostros y en perfectamente sincronía se burlaron.

"¡Tesla y Shiva están sentados, en el árbol de los enamorados!"

El inventor sintió perfectamente como la sangre se le fue a los pies.


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Notas: Se que no son horas de publicar. Pero me gustaron tanto estos capitulos, que los tenia que compartir con ustedes pronto. Espero que les gusten! 

Déspues del RagnarokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora