La flecha de Eros

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Eros: ¿Papá estás seguro de lo que haces?

Preguntó preocupado el dios del amor, mientras su padre trataba de explicarle la manera correcta de utilizar su arco.

Ares: Eros querido, tu padre es el dios de la guerra por supuesto que sé lo que estoy haciendo. Ahora verás el mejor tiro de la historia.

Con gran fuerza la flecha salió disparada, pero en lugar de acertar en la diana comenzó a rebotar por todos lados, tanto padre como hijo siguieron su trayectoria con la mirada.

Leónidas: ¡Hey, chicos! ¡Los estaba buscando!

Saludó el general espartano, quien en un instante tuvo que esquivar la flecha mandada por el dios de la guerra.

Leónidas: ¡¿Pero qué demonios?! ¡¡Ares!!

Ares: Y así hijo mío es como debes disparar.

Sonrío orgulloso la deidad, mientras ignoraba los reclamos del general.

Leónidas: Tengan la decencia de usar flechas normales, te imaginas si me hubiera golpeado me habría enamorado de la primera persona que viera.

Rápidamente Eros se disculpó con el mortal, ligeramente avergonzado por la situación.

Ares: Estas exagerando, esa flecha estaba perfectamente calculada para que pudieras esquivarla. Ahora Eros inténtalo tu.

El general comenzó a rechinar los dientes ante la imprudencia del dios, pero después de un rato suspiro resignando, era Ares después de todo.

Leónidas: ¿El chico tiene problemas con el arco?

Ares: Solo le falta práctica. Mi amado hijo, heredo la belleza de su madre y la habilidad de su padre en el manejo de armas, solo es cuestión de tiempo.

Leónidas: Mi más sentido pésame, joven Eros.

Ares: ¡¿Qué significa eso?!

Leónidas: ¡¿Tu qué crees?!

Respondió divertido el espartano, quien al instante fue tacleado por la deidad. Mientras su padre y el espartano peleaban, Eros siguió practicando. Al salir su flecha disparada esta comenzó a rebotar por todos lados justo como la de Ares.

"Nadie puede negar que soy su hijo" Se dijo el dios del amor resignando, mientras seguía la flecha con la mirada. Pero a diferencia de la última disparada esta tomo dirección hacia los hombres que peleaban a puño limpio en el suelo.

Eros: ¡Papá!

Trato de advertirle al dios de la guerra, sin embargo, en su pompa derecha ya se encontraba clavada la flecha. Salió corriendo, buscando a auxiliar a su padre quien se encontraba arriba del general, sin cuidado alguno arranco la saeta del trasero del dios.

Eros: ¿Papá cómo te sientes?

El joven preguntó, pero no recibió respuesta ya que los labios de su padre están ocupados besando al general espartano.

Eros: ¡Por Zeus!

Exclamó sorprendido la joven deidad, avergonzando desvío la mirada.

Cuando el beso termino, el dios de la guerra no dudo en declarar su amor al espartano.

Ares: Desde la primera vez que te vi, sabía que tu serias el amor de mi vida. Tu mirada, tu porte, tu valentía y tu fuerza, cada parte de ti me ha cautivado. Por favor concédeme el honor de ser tu pareja, casémonos y tengamos una docena de hijos juntos.

El general lo miraba estupefacto mientras se limpiaba la boca. Bruscamente aparto a la deidad que intentó besarlo de nuevo.

Leónidas: No.

Déspues del RagnarokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora