Eva

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La madre de la humanidad se encontraba cuidando del jardín cuando sintió la mira curiosa de cierto demonio sobre ella. Eva se giró para mirarlo y dulcemente le sonrió.

Eva: ¿Te gustaría ayudarme Belzeebud?

El demonio la observo un par de segundos, estaba realmente confundido casi nadie en la casa mostraba tanta amabilidad hacia él. Parecía debatirse internamente que hacer o que decir a continuación.

La madre de la humanidad busco animarlo para que juntos cuidaran el jardín, pero al final el demonio simplemente se alejó y se encerró en su habitación.

Eva suspiro un tanto decepcionada, realmente deseaba que los dioses se integran a las actividades familiares, no quería que se sintieran aislados o rechazados. Sabía que todos juntos serían una gran familia feliz.

"Tal vez la próxima vez" Pensó la madre de la humanidad, buscando no perder la esperanza.

A los pocos minutos apareció el dios Quetzalcóatl y a diferencia del demonio fue él quien se ofreció a ayudarla.

Quetzalcóatl: Estaré encantado de ayudarle, señorita Eva.

Comentó alegremente la deidad. Sabia que de las tres deidades que habitan en su hogar era él quien mejor se acoplaba, era claro que le gustaba convivir entre los humanos y eso la hacía muy feliz.

Platicaron animadamente durante varios minutos, mientras reacomodan varias macetas del jardín buscando lo mejor para las plantas que en ellas crecían, hasta que su conversación fue interrumpida por una deidad menor del área mesoamericana, la cual le explico a Quetzalcóatl que el resto de las deidades en su área estaban molestas por su falta de compromiso en actividades recientes y por el abandonó de sus responsabilidades.

La serpiente emplumada solo suspiró, sabia que tarde o temprano comenzarían a molestarlo por preferir pasar tiempo con los humanos.

Un tanto avergonzado se disculpó con la madre de la humanidad, prometiendo ayudarla en cuanto terminara con sus responsabilidades. Realmente odiaba el trabajo que conllevaba su posición como deidad principal del área mesoamericana, pero sabía que era la única forma de mantener la paz en su área.

Eva: No te preocupes, será la próxima vez.

Comentó dulcemente la madre de la humanidad, buscando restarle importancia a la situación no quería preocupar a la deidad.


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Aquella misma tarde Eva tenía planes para acompañar al francotirador al mercado. Antes de salir observo al tirano de los mares sentado en el sillón, leyendo lo que ella pensó que seria su libro favorito ya que no era la primera vez que lo veía con él.

Eva: Dios Poseidón, ¿le gustaría acompañarnos de compras?

Preguntó dulcemente la mujer, pero no hubo respuesta alguna por parte de la deidad. La humana volvió a preguntar creyendo ingenuamente que tal vez la primera vez la deidad no lo había escuchado, pero esta vez la deidad se levantó en busca de un lugar donde no lo molestaran.

Eva: Tal vez la próxima vez.

Comentó nuevamente la madre de la humanidad, no perdería la esperanza con ninguno de ellos.

El paseo en compañía de Simo, fue bastante divertido y agradable en realidad, con excepción de algunas miradas desagradables por parte de los dioses. Al parecer no todas las deidades estaban de acuerdo con el hecho de los humanos convivieran entre ellos.

Eva: Simo, no creo que podamos cargar con tanto.

Comentó tímidamente al ver como su hijo se inspiraba comprando todo tipo de productos. Poco a poco las bolsas de mandado se juntaron, cubriendo casi en su totalidad al pequeño francotirador, quien se esforzaba por cargar la mayoría de los productos.

Déspues del RagnarokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora