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Perverso

Capítulo 8

Ya habían pasado dos meses y medio desde que iniciaron su "relación" y Sasuke había interpretado el papel de novio a la perfección. Fueron a citas, se tomaron de las manos y compartieron besos castos antes de despedirse luego de estar juntos un día completo, en los que conversaban sobre trivialidades, comían juntos y, a veces, mantenían relaciones sexuales.

Todo durante los fines de semanas, claro está.

Hinata se había entregado por completo a la relación y había cumplido con todas las reglas que él había impuesto a la hora de estar juntos ya sea en su propia casa o durante sus salidas, eran cosas sencillas como: limpia lo que ensucies, pon todo en su lugar, no invites a nadie, no te detengas cuando caminemos por la calle, no entrar al sótano, no hables de mi con tus amigos, y así por el estilo.

Ella lo aceptó todo sin quejarse y siguió cada regla al pie de la letra, por lo que la relación, en teoría, iba bien.

Al menos fue así durante el primer mes.

El declive empezó de una forma bastante discreta, y si quería ser preciso, inició a partir de una pregunta.

«"¿Cuál es tu color favorito?"» le preguntó ella, mirándolo con sus grandes ojos de ciervo, de forma tan casual que cualquiera que la viera a través de una pantalla no creería que en ese momento se encontraba desnuda, arrodillada, con sus manos atadas a sus espaldas y como si él no estuviera sosteniendo la cadena que se unía a su gargantilla.

Lo pensó un momento, él realmente no tenía un color que pudiera llamar su preferido, pero si se ponía a repasar sus posesiones, la mayoría de su ropa y accesorios eran de color azul, específicamente...

«"Azul. Azul imperial"» fue lo que le respondió justo antes de tirar de la cadena, envolviéndola en su mano «"Ahora, abre la boca..."» le ordenó, a lo que ella, gustosa, obedeció.

En esa ocasión no había encontrado nada particularmente amenazador en esa pregunta e incluso el día siguiente, cuando llegó a su casa vestida de azul casi por completo a excepción de sus pantalones blancos a combinación con sus pequeños pendientes de gemas, no sospechó nada, pensando que era solo la forma que utilizaba para buscar su atención.

Incluso sus uñas estaban pintadas de azul.

« "¿Me veo bonita?" » Fue lo primero que salió de la boca de ella, extendiendo sus manos y dando una pequeña vuelta para mostrarle su atuendo.

«"Te ves bonita"» asintió él, dándole la respuesta que él sabía que ella quería escuchar y correspondiendo el beso que ella, feliz, estaba buscando luego de aquella afirmación. A partir de aquel día ese color no faltó en su guardarropa y la misma pregunta se repetía constantemente.

Cuando realmente lo notó, sin embargo, fue hace apenas dos semanas.

Fue un lunes, había realizado la mayor parte de su rutina diaria con éxito, incluso si el trabajo había estado escaso pudo arreglárselas para hacer las pocas tareas que tenía dentro de su horario laboral. Las calles estaban despejadas en su mayoría y él estaba más tranquilo de lo que se había sentido en mucho tiempo, pero aquella sensación empezó a desaparecer cuando dobló a la calle donde se encontraba su casa, desvaneciéndose mientras más apretaba sus manos sobre el volante y disminuía la velocidad.

Su ceño fruncido casi dolía, sus ojos entrecerrados estaban fijos en Hinata, que se encontraba parada frente al portón que separaba su casa de todo el exterior.

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