𝘼𝙢𝙤𝙧𝙚 𝙈𝙖𝙧𝙞𝙣𝙤 [Alberto y Tu]

Capítulo .1.

La luz del amanecer se asomaba en mi ventana, mis brazos se retiraron haciendo que saliera un bostezo consigo. Corrí la cortina para que los rayos del sol entraran en la habitación, me baje de mi lecho haciendo que mis pies descalzos tocaran el frío del suelo; hice lo de cada mañana, lave mis dientes, me coloque una ropa cómoda, tendí mi cama, y baje las escaleras con ánimo.

— ¡Buongiorno zia! — Saludé a la mayor — .

— ¡Buongiorno _____! Cómo estuvo tu noche — Me dijo sin despegar su mirada de la comida que preparaba — .

— Muy bien, de hecho soñé que conducía un gran navío ¡Y yo! ¡Era la capitana! — Dije mientas tomaba un untensilio y lo hacía como si fuese una espada

— No me sorprende — Habló burlesca mi Tía

Rei bajo, para después acomodar el mantel y los platos encima de la mesa de madera. Siempre que estoy en mis vacaciones, las paso con mi tía, ella es una linda mujer, nunca tuvo hijos, así que me considera como una.

— ¿Este año participaras en la carrera _______? — Pregunto ella con curiosidad mientras se sentaba a comer

— No. . . Sabes que no es lo mío, a demás, si participo no podré animar a Giulia

Marcovaldo es una gran amiga mía, siempre la vez muy animada. Termine de comer, tome los platos, los lave, y me despedí de mi tía.

— ¡Adios tía! — Hablé para luego irme corriendo directo a la casa de Giulia

[. . .]

— ¡______! — Saludo la peli roja — ¡Lista para empezar!

— ¡Yo nací lista!

Siempre la ayudaba a vender los pescados que su padre traía, así podía apoyarla con el entrenamiento.

— Sube — Me senté en la parte de atrás — Estoy segura que este año ganaré la carrera

Me di una vuelta — Se que este año lo lograrás — La apoye — Debes derrotar al engreído de Ercole

— Ese Ercole, se cree mucho, unas buenas palmadas es lo que se merece — Reí ante su comentario

De repente se escuchó unos ruidos.
Baje del carrito para ver que era lo que sucedía, pero estando arriba no se podía apreciar mucho.

— Es Ercole — Me dijo la señora Stella

— ¡Ahora que está haciendo ese mocoso! — Hablo molesta Giulia — ¡Acabaré con esto!

— ¡Es. . . Espera! — La chica ya había partido. Mis manos se fueron a mi rostro, y con desdén, baje para ir a ver que era lo que sucedía.

Al llegar ahí, observé cómo Ercole molestaba a dos chicos, creo que son nuevos, nunca los había visto por aquí. Me acerqué a la escena quedando al lado de la de ojos marrones.

— ¡Apestulia! ¡Que grata sorpresa! — Hablo con sarcasmo, para luego volver a verme — Que asco ______ no puedo creer que estés ayudando a Apestulia con la pesca, es algo desagradable, eso daña tu imagen

— Igual que tú compartimento infantil, Ercole — Hablé mientras me cruzaba de brazos

— ¿Disculpa? — Su mano se posicionó en el pecho — Hieres mi sentimientos querida — Dijo rodeando su brazo en mi cuello — Para que veas que no soy tan malo, te dejare ir conmigo a dar un paseo en mi amaba Vespa — Su dedo señaló la motoneta

— No estoy tan desesperada — Aparte su brazo de mi — Mira tú madre te llama, será mejor que vayas, Ercole

Él solo me miró con indignación, hizo un chasquido para así irse con sus dos ¿Complices?

— ¿Tan bien? — Di media vuelta sobre mis talones, para así quedar en frente de los dos chicos — .

— Si . . . — Hablo uno con timidez

— ¡Eso fue estupendo! — Dijo el otro chico con aminos

— ¡Verdad que si! — Hablé con la misma energía

— Ercole. . . Se cree mucho — Pronunció Giulia con molestía — Vengan, es mejor nos vayamos antes de que vuelva

Los tres subimos al carrito, unos segundos después la peli roja habló. — ¡Ese Ercole! ¡Ya está muy grande para estas cosas! ¡Algún día acabaré con su reinado! — Ella volteo, viendo nuestras caras de sorpresa, a lo que se detuvo mientras sonreía con vergüenza — Y. . . ¿Vienen a la carrera Portorosso?

— ¿Carrera? — Habló el chico de tez morena

— Si, es una gran carrera que hacen cada año — Hablé animada

Ambos se vieron confundidos, Giulia y yo nos quedamos algo incómodas por el silenció que se habia hecho.

— Bien, fue un gusto — Ambos se bajaron de la carreta

Unos pequeños segundos después ambos se volvieron acercar.

— Disculpe señoritas, si uno gana la carrera que es lo que gana — Preguntó el de ojos verdes — .

— I soldi Dinero — Hablo la chica mostrando unas monedas

— ¡Y eso alcanza para una de esas! — El chico señaló una Vespa amarilla

— No. . . ¡Oh! Pero alcanza para una de esas — Señale una que estaba un tanto desgastada

— Es perfecta — Hablaron ambos — .

— ¡La necesitamos!

— ¡Para eso deben de ganar la carrera! — Hablo Giulia

— La ganaremos

— ¡¿Que?! — Hablamos ambas con sorpresa