Capítulo 7 "Advertencia".

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El dolor comenzó a latir con insistencia, parecía incrustado en su interior; moviéndose, ascendiendo en oleadas salvajes que lamían sus músculos. El adormecimiento entumeció sus piernas, y a pesar de sentirse mareado, se negó a soltarlo. Sus brazos se ajustaron con firmeza alrededor de la cintura contraria cuando hundió el rostro en su pecho, inhalando con brusquedad el aroma de su piel, percibiendo el calor de su cuerpo. JiMin apretó la bolsa de guisantes congelados contra su mejilla, mientras acariciaba con ternura la nuca del pelinegro.

A YoonGi no le importaba en lo absoluto que todos estuvieran ahí, en su sala. Al menos, no después del histérico estado en el que le habían encontrado mientras intentaba arrastrarse a la puerta del apartamento.

—Yoon — llamó el rubio con voz suave — no quiero lastimarte, puedo sentarme en el sofá junto a Hobi — intentó, acariciando su mejilla. YoonGi negó con la cabeza, apresando aún más la cintura de su novio.

—Estoy bien.

—¡No es justo que nadie esté abrazándome! — se quejó el castaño desde el sofá frente a ellos. TaeHyung apretó la bolsa de hielo contra la esquina superior de su ceja, ahí donde la piel comenzaba a tornarse purpurea, su rostro se contorsionó en una mueca adolorida antes de dirigir un vistazo al moreno que en ese momento entraba en el pequeño salón con una jarra de infusión — ¿De dónde sacaste el arma?

—La compré hace unos días y... saqué la licencia hoy por la mañana — NamJoon dejó la jarra de cristal sobre la mesita de centro antes de correr, perdiéndose por el pasillo. Cuando apareció de nuevo, traía vasos para todos.

—Pero... — HoSeok ladeó el rostro, confuso — Tu nunca ...

Los ojos café miraron directamente al pelirrojo mientras abrazaba la jarra contra su pecho. Uno de los vasos aguardó ahí, delante de los otros, esperando ser llenado. NamJoon volvió el rostro de inmediato cuando escuchó el suave suspiro del pálido tras él.

—Sí, está bien. Dilo. Destruyeron tu tienda, golpearon a Tae — agachó el rostro, sintiéndose malditamente culpable — Ya no es personal.

—Esto jamás fue personal, YoonGi. Siempre estuvimos juntos en esto — aclaró TaeHyung. El pálido volvió a suspirar.

—Y mira como terminaste — respondió, intentando contener la impotencia en un murmullo. El castaño suspiró, no quería pensar realmente en que hubiese pasado si NamJoon no hubiera llegado a tiempo.

—Yo... hablé con SeokJin.

Aun abrazaba el cristal, se sintió tibio en la palma de sus manos, contra las yemas frías de sus dedos. El silencio absorbió el espacio, vaciando por completo la habitación cuando tres pares de ojos cayeron sobre él. NamJoon agachó el rostro, sirviendo con rapidez la manzanilla en los vasos de plástico. Podía sentir la incomodidad, la duda, cuestionamientos... ellos se habían esforzado tanto por mantener oculto a su hermano, y había sido él precisamente quien decidió hablar con SeokJin. ¿Dónde estaba su lealtad? Elevó la mirada y se arrepintió de inmediato cuando vio los ojos azules del rubio mirarle con profunda decepción.

—¿Por qué? — susurró sin aliento — Tú... ¿Por qué lo hiciste?

NamJoon suspiró derrotado. No entendía como su hermano podía lidiar con el dolor en un rostro como ese. Si JiMin fuese su novio, el habría vendido su alma al inframundo, buscado los tesoros más recónditos del universo con tal de jamás tener que lidiar con la decepción en esos ojos.

—Perdona, ángel. El me buscó — deletreó con voz suave — SeokJin ha sabido donde encontrarnos todo este tiempo — los ojos azules lucieron de pronto enormes, desorbitados. — Sabe que fue TaeHyung quien sacó a YoonGi del hospital. Sabe... — se aclaró la garganta — uh... sabe de tu disfraz. 

CRIMINAL│YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora