Capítulo 27 "Buenos días Corea".

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Se estriaba en rosa y lavanda, el tenue amanecer cubrió el cielo cuando JiMin se encogió en el asiento trasero del auto, sosteniéndose el pecho con las manos. Costaba respirar mientras intentaba contener el llanto, apretó los parpados fuertemente deseando ignorar los latidos entre sus cienes.

Las imágenes de su madre cayendo, la forma en la que se sintió la sangre de YoonGi entre sus dedos, la frialdad en su piel... aquello se repetía una y otra vez... como los fotogramas de una vieja cinta incapaz de detenerse. Negó, ocultando el rostro en su regazo. El suave golpeteó del cristal de la ventana delantera lo sobresaltó, haciendo que se enderezara con dificultad.

Bajo las primeras luces del alba, sus ojos azules delinearon la expresión perdida en el rostro del castaño antes de que notara los vasos de tecnopor en sus manos. Inhaló, sorbiendo por la nariz y se apresuró a limpiar su rostro con la manga de la chaqueta. Se inclinó hacia el asiento del conductor para quitar el seguro y abrió la puerta.

—Gracias — musitó NamJoon extendiendo uno de sus brazos al interior del auto para alcanzarle un vaso al rubio, quien susurró un leve agradecimiento. El castaño se metió en el asiento del conductor y tan pronto cerró la puerta, un denso silencio cubrió a ambos. Oscuro, asfixiante, NamJoon se aclaró la garganta y bebió un sorbo, buscando un poco de valor para preguntar —¿Estás bien?

— mintió el rubio de inmediato. Su garganta se sintió extraña de pronto, como si el nudo en ella se apretujara con violencia. Bajó la mirada a los suaves espirales que ascendían del humeante líquido oscuro en el interior del vaso.

Café.

Aquello, le dio más ganas de llorar. Busco ignorar la desgarradora sensación que se acentuaba en su pecho bebiendo con rapidez, el líquido hirviendo le quemó la lengua, entumeció su paladar. JiMin se aclaró la garganta, agradeciendo el dolor físico, no podía compararse a la idea de perder a YoonGi, pero al menos, lograba distraerle un poco.

Lamento no haberte dejado salir hace un rato —susurró NamJoon. JiMin elevó la mirada, el rostro culpable del castaño le dio la bienvenida desde el espejo retrovisor —La policía aún te busca. No era seguro solo mostrar tu rostro repentinamente en un lugar público, las personas comenzarían a preguntarse quienes éramos, qué vínculo podríamos tener con el hijo del Senador desaparecido —explicó en un rápido murmullo.

En-entiendo — asintió, dándole otro sorbo al café entre sus manos.—¿Yoon-...

NamJoon frunció el entrecejo, JiMin vio el reflejo de su expresión angustiada y se detuvo abruptamente.

Está en cirugía — El castaño agachó el rostro un momento antes de terminar lo que quedaba de su café. JiMin contuvo el aliento. — La bala le perforó parte del hígado, al parecer no hay orificio de salida; eso suele ser un problema, pero se habría desangrado aún más rápido. Ellos... intentan sacar la bala sin ocasionar más daño. Puede que tarde.

JiMin asintió apenas, vaciando el contenido hirviente de un trago antes de dejar el vaso reclinado en el asiento. Intentó mantener la compostura, quería... verse tan calmado como NamJoon.

NamJoon, que tenía a su hermano menor en un quirófano y parecía tranquilo. No quería mostrarse débil, pero estaba terriblemente agotado, al borde del abismo. El chico llevaba meses sin dormir, había visto como le disparaban a su madre a poco menos de un metro, había visto a YoonGi salvándole al interponerse en el trayecto de esa bala... y ahora, él estaba herido, luchando por su vida. No debería doler tanto todo aquello, hace unos meses, YoonGi no era más que un extraño... y, sin embargo...

Su pecho se contrajo en una exhalación ahogada antes de que cubriera todo su rostro tras sus pequeñas palmas, sofocando el sonido de su llanto.

NamJoon podía pensar que era un perdedor, ya nada importaba; se sentía como uno, completamente vacío. Absolutamente solo.

CRIMINAL│YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora