Capítulo 19 "Incógnito - Parte 3".

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NamJoon extendió el pasaporte y la identificación. Lucía calmado, fresco; cual funcionario que solo está ahí para una visita de rutina. Cuando el hombre de seguridad presionó el documento contra la pequeña pantalla, rogó en su interior que HoSeok no hubiese tenido problemas para ingresar sus datos al sistema. El hombre le devolvió los papeles con un asentimiento.

Oficina del Senador Park, única oficina en el cuarto piso.

—Gracias. — asintió en despedida y dirigió sus pasos hacia el ascensor. Sus ojos castaños recorrieron la pulcra estancia llena de personas en traje. Saco y corbata, falda y blusas de satén y labios llamativos. Hace unos cuantos años, la vida de NamJoon no era algo muy diferente de lo que estaba a punto de hacer. Aunque lo intentó, no logró ver a YoonGi antes de que las puertas de metal se cerraran. Esperaba con todo su corazón que tuviese suerte.


Sonrió aliviado cuando sus ojos vieron la puerta doble del área de limpieza. Ni siquiera necesitó la credencial, con un vistazo en su dirección bastó para descartar la posibilidad de que fuese peligroso; eso hacía que cuestionara seriamente los protocolos de seguridad del Estado, pero no iba a mentir, estaba agradecido.

Le tomó segundos encontrar a alguien que estuviese vestido igual que él. Tres días vigilando el edificio para obtener detalles de lo que sería un disfraz creíble no habían sido en vano después de todo. Esperó oculto en el pasillo hasta que pareció seguro y se dio prisa para entrar al armario al ver a la despreocupada joven empujar el carrito de limpieza con los audífonos puestos.

El enorme reloj de madera en una de las paredes, marcó las diez con diez.

"De acuerdo, es hora".

Renqueante, empujó el carrito hacia el elevador, manteniendo la mirada en los frascos de limpiador, retiró cuidadosamente los guantes de uno de los bolsillos del sweater y se los calzó con rapidez antes de oprimir el botón que le llevaría al cuarto piso. Aunque intentó mantenerse bajo control, la situación comenzaba a sobrepasarlo, haciendo que escuchara los acelerados latidos de su corazón cada vez que aquella jaula metálica se detenía en algún piso una milésima de segundo. Temía tanto que alguien detuviera el elevador y le mirara con sospecha, que alguien notara que aquello en su rostro, no era más que un disfraz, que lo apresaran junto a su hermano... ¿Qué haría si fallaba? ¿Qué iba a ocurrir con JiMin si no lograba cumplir su promesa? Apretó los parpados conteniendo la frustración que iba en aumento. Las campanas del ascensor le anunciaron que había llegado al piso del Senador sin problema alguno.

Empujó el carrito por el pasillo, se detuvo un instante antes de llamar a la puerta al escuchar la voz de su hermano.

—Luces... joven para ser jefe del departamento de informática de Busán.

—Espero que eso no signifique que subestimará mi trabajo, Senador Park. Busan es la capital tecnológica de nuestra nación, no es nada extraño que yo sea joven.

YoonGi frunció ligeramente el ceño.

No, por supuesto.

Suspiró aliviado e inhaló profundamente antes dar un par de golpecitos a la puerta.

—¡Adelante!

Empujó la puerta con delicadeza, sus ojos fueron de inmediato a las cámaras en las esquinas más altas de la enorme oficina repleta de libreros. Bajó la mirada a la exquisita alfombra persa en colores borgoñas.

Por lo que veo... — reconoció en un segundo al hombre que se había acercado a él. Tenía el cabello rubio y la estatura de JiMin, su rostro carecía de su etérea belleza, puesto que las facciones se adivinaban más toscas, pero la proporción corporal era similar. Pequeño, buenas proporciones. YoonGi tuvo que contenerse para no golpearlo ahí mismo. Los ojos café arrojaron una mirada de desdén sobre el — ¿Se cambiaron las horas de aseo?... ¿No puede limpiar en otro momento? Estoy en una reunión importante. — levantó un poco el rostro, sus ojos verdes tras los gruesos cristales parpadearon como si no entendiera de lo que el hombre hablaba.

Perdone, señor. — murmuró con voz ronca. — Temo que eso no será posible, al menos no hoy. Me informaron que tendría una reunión importante a las diez en el último piso, así que me ordenaron limpiar su oficina.

—¿Reunión en el último piso? — repitió confuso. El anciano asintió, inclinándose para tomar una botella repleta de limpiador y desenroscar la tapa lentamente para sustituirla con una de aspersor.

Dijeron que era importante e iba a tardar y podría limpiar su oficina sin problemas. — el Senador ladeó el rostro hacia NamJoon. El castaño se encogió de hombros.

Su secretaria me dijo que a las diez estaría disponible, dije que no habría problemas si me agendaban a esa hora.

Voy a despedir a Rose si sigue cometiendo este tipo de errores. — murmuró irritado, dirigiéndose a la puerta de inmediato. YoonGi, quien acababa de asegurar la tapa, agitó la botella antes de aplastar el seguro, esperando que funcionara correctamente. Lo hizo. Una considerable cantidad de limpiador de lavanda se esparció chispeante sobre la impecable camisa blanca del rubio, tiñéndola de un suave purpura.

Uh... yo... lo lamento mucho, Señor. — susurró el pálido en cuanto los ojos café se posaron en el con ira. NamJoon miró al hombre mientras este se erguía completamente, tras examinar el daño causado en la prenda.

Quizá haya más de un despido después de hoy. — masculló secamente cerrando la puerta a sus espaldas.

Llama a TaeHyung. — susurró el pelinegro, acercándose al carrito para buscar un sacudidor. NamJoon sacó rápidamente su teléfono.



El castaño dejó de girar la silla tras la computadora en cuanto el audífono le avisó de la llamada entrante.

—¿Cámaras? — inquirió de inmediato con una sonrisa. — Estoy en el sistema del perímetro.

—"Cuatro, circuito cerrado." — frunció ligeramente el ceño.

Bien... no hablen, podría haber micrófonos en ese lugar — los dedos teclearon rápidamente — No puedo darles mucho tiempo... tienen cinco minutos a partir de... ahora. NamJoon, dense prisa.

—Bien. — el castaño se llevó un dedo a los labios y señaló a YoonGi para que revisara el escritorio, él se encargaría del computador. Introdujo la memoria con rapidez a un lado del monitor y sus dedos se movieron a gran velocidad, el Senador no debía ser muy listo si creía que era buena idea dejar su computador desbloqueado.

El pelinegro abrió los cajones antes de pasar las hojas una y otra vez para leerlas superficialmente. Todo era papel especial, sellado. No parecía haber nada fuera de lugar. Quizá JiMin no se equivocó cuando sugirió que era imposible que su padre ocultara información tan delicada en el Senado, NamJoon insistió en revisarlo básicamente porque no quiso pensar en YoonGi colándose en la mansión del Senador, por alguna razón, aquello le asustaba más.

Se hallaba de cuclillas cuando terminó de revisar el último cajón. Haló suavemente la basta del pantalón de su hermano, por un par de segundos se sintió como un niño pequeño en el momento en el que NamJoon colocó sus ojos sobre él.

—¿Qué? — musitó apenas audible. YoonGi negó con la cabeza, sus labios articularon un mudo "No hay nada aquí", el castaño asintió haciendo un gesto rápido con la cabeza para que se pusiera de pie. — Sal de aquí, YoonGi. — ordenó en un susurro. — Y hazlo rápido. Intenta no toparte con nadie, ve al hotel. Yo iré en cuanto termine aquí. — los ojos verdes vieron inseguros al mayor, quien miraba ansiosamente la pantalla. — Rápido.

Na-

—Rápido. — El pelinegro asintió. No tendría sentido discutir. Lo último que vio al salir de ese lugar, fue a NamJoon quitando la memoria de uno de los lados de la pantalla.

CRIMINAL│YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora