Capítulo 2 "Kim SeokJin".

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El castaño asomó la mirada a través del cristal de la ventana del automóvil, sus ojos se detuvieron un instante en la fachada de grandes ventanales opacos y en los dibujos de tazas y pasteles en la pequeña pizarra verde con marco de madera que se hallaba junto a la puerta doble. Volvió el rostro hacia el mensaje en el móvil, reconociendo la ubicación que le había sido enviada.

Está bien, es aquí — aviso al conductor. El hombre asintió, deteniendo el vehículo. NamJoon extendió una mano hacia la cabina delantera, dejando los billetes Buen díaagradeció con suavidad antes de bajar del vehículo.

Se acercaba el final de la que había sido una cálida tarde primaveral. Podía ver los diminutos brotes coloridos entre el césped junto a la acera mientras apuraba el paso hacia la puerta doble de cristal. No recordaba la última vez que había visitado una cafetería, de hecho, si era honesto, apenas salía de la tienda. Siempre que alguno de los chicos tenía algún antojo, YoonGi iba por él, o HoSeok. Sintiéndose un poco extraño por lo que estaba a punto de hacer, haló el sweater mostaza, acomodándolo mejor y limpió la tela de los jeans en el momento en el que cruzó la entrada y la fresca brisa del aire acondicionado despeinó las hebras castañas, trayendo consigo el aroma a café y chocolate.

Para ser las cinco de la tarde, el lugar se hallaba casi desierto. La tranquilidad se veía únicamente interrumpida por unos cuantos adolescentes riendo en la barra mientras bebían de vasos coloridos. Examinó el espacio, los pasteles frutales tras el cristal de una de las repisas del mostrador antes de volver el rostro hacia el interior de la cafetería. Lo encontró sentado al fondo en una butaca color caramelo, tenía el portátil abierto sobre la mesa, quizá por eso no se había percatado de su llegada.

Inhaló, buscando calmar la estremecedora sensación de que aquello no era más que un error y asintió para si mismo antes de dirigir sus pasos hacia la última mesa junto a la ventana. El castaño aun tecleaba rápidamente cuando, sin previo aviso, el moreno se dejó caer en el asiento de en frente.

Qué quieresinquirió NamJoon con total seriedad.

SeokJin cerró la computadora.

Buenos tardes, NamJoonsonrió, y dos hoyuelos se dibujaron en las comisuras de sus labios. NamJoon suspiro suavemente, aun no podía creer que un rostro como ese estuviese a punto de meter en prisión a su hermano menor. El chico se quitó las gafas de montura, acomodándolas en el cuello de la camisa rosa. ¿Algo que pueda ofrecerte?

—¿Qué tal un poco de paz?lanzó, mirándolo fijamente. SeokJin apenas pareció inmutarse.

—¿Café? ¿Quizá un te helado?el castaño apartó la computadora, dirigiendo la mirada hacia la vitrina de postres — ¿No te parecen las cinco de la tarde un momento perfecto para un café? ¿Un trozo de pastel?

Suficiente. Esto es ridículo hizo amago de levantarseme iré ahora...

Eso no sería cortes de tu partefrunció el entrecejo. Sus ojos almendrados miraron al moreno con reproche. Anda yaSeokJin se giró hacia la silla junto a el y sus manos recuperaron la carta antes de extenderla en dirección a NamJoon pide algo, yo invito.

NamJoon apretó los parpados, dejándose caer en el asiento.

Escucha, solo quiero saber por qué me llamaste...

Bueno, yo sí ordenaré algo... — el castaño analizó clínicamente el listado entre sus dedossería poco cortes dejarme comer solo — murmuro, lo suficientemente alto como para ser escuchado.

CRIMINAL│YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora